Chapter 15: Consume

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EL TELÉFONO DESPERTÓ A MADDISON DE SU TRANCE, Y ALARGÓ SU MANO PARA DESCOLGARLO.

Espero durante unos segundos a que desde la otra línea hubiera un solo sonido, pero este nunca llegó.

— ...¿No vas a decir nada? ¿Acaso sabes quien eres?

— ¿¡Qué pregunta tan estúpida es esa mini Lohan!? -la nombrada estaba a punto de abrir la boca para decir algo, puesto a que solo una persona en su vida le había llegado a llamar así.- ¡Justo ahí! ¡La terrible pesadilla que va a acabar con su insignificante vida!

Su forma de hablar tan solo pudo confirmar mis suposiciones.

— Vance Hopper, me acuerdo de ti.

— Mini Lohan, si supieras lo que viene estarías aterrorizada. ¡Hoy es tu día cabrón!...¿Has intentado recargar las alfombras para llegar a la ventana?

— Lo intenté, y acabe con el hombro salido. -suspiré.- Lo he intentado todo Vance.

— No, no todo. Cuando el raptor me vio intentándolo fue mi muerte, y créeme que lo disfruto...Oh, ese depravado gasto una fortuna para reparar los daños.

— ¿Y que hiciste?

— ¡A eso voy mini Lohan! ¿O tienes algo más importante que hacer que escucharme?

Rápidamente negué con la cabeza.

— No, no, no. Te escucho.

— Hay un enchufe en el lavabo, enfrente del retrete. En la habitación de al lado hay una bodega, no puedes pasar porque hay un congelador enorme y pesado justo ahí. Rompe la pared como medio metro arriba del enchufe. Quítala y llegarás al congelador.

— De acuerdo, gracias Vance.

— ...No creas que lo he hecho por ti, es solo para joderle a él.

Rodé los ojos ante sus palabras, aquellas que provocaron una ligera sonrisa de diversión en mí.

Vaya, había echado demasiado de menos sonreír.

— Mini Lohan...sólo saluda a Justin por mí.

Asentí de forma lenta a sus palabras.

Ni si quiera sabía si podría salir, pero contaba con la confianza de otras personas.

— Lo haré.

[...]

JADEE CON CANSANCIO, OBSERVANDO COMO LA CAPA DE LA PARED YA SE HABÍA ROTO DEL TODO.

Llevaba incontables minutos rompiendo la pared con la tapa del retrete.

Toquetee por encima del material que había, encontrándome con el frío tacto de la parte trasera de una nevera.

Volví hacia el retrete, desenfundado la parte de la cadena hasta encontrar el pequeño hilo de metal que simulaba un destornillador, aquel objeto que hacia que la cadena subiera y bajara.

Moví mis piernas hasta llegar a la nevera y empecé a mover mi mano en movimientos circulares con el objeto que acababa de coger hasta conseguir desenrollar los tornillos, logrando que estos cayeran contra el suelo.

Toquetee la parte trasera de la nevera hasta quitarla, dejándome un hueco que daba a esta.

Sentí el frío calar en mi piel, mientras esta se ponía de gallina. Mis dientes chocaron entre sí, en un movimiento rápido y preciso, como si tiritara.

Termine de entrar en la nevera, viendo como única cosa un trozo de carne sin hacer.

— Si Justin estuviera aquí se lo estaría comiendo sin dudar. -musité, sonriendo de forma leve.

Oh, Justin.

Aunque en el fondo había disfrutado la conversación con Vance, no pudo evitar hacerme recordar de mi hermano, y el sentimiento de culpa no tardó en inundarme.

Solo deseaba que él no se perdiera a sí mismo para encontrarme, que él confiara en mí y en que seguía viva, que no perdiera su fé. Porque si era así, estaría perdiendo la final línea de cordura que de seguro estaba colgando de un fino hilo.

El dolor en la punta de mis dedos me hizo volver a la realidad, y rápidamente paré mi mirada en estos, encontrándome con la piel adquiriendo un tono rojizo.

Gruñí, volviendo mi vista a la pared completa de la nevera y observando como tenía la puerta.

No dude en empujarla con mi hombro, sin que esto me funcionara.

Ante aquello fruncí el ceño, repitiendo mi acción.

— No, mierda. ¡No, no, no, no!

No tarde en empezar a hacerlo diversas veces, cada vez con más desesperación que la anterior.

Empecé a golpear la puerta, empujándola y empujándola, sin lograr nada.

Tras unos minutos me di cuenta de que aquello era imposible.

Si quería salir de allí, no sería por la nevera.

Me arrastre hacia fuera de la nevera, cayendo de bruces al suelo y volviendo a sentir el dolor punzante en mi intimidad.

Gruñí, descansando mi espalda en la pared mientras sentía como mi respiración tan solo aumentaba y aumentaba.

Mi corazón se encogió, y mis manos se enredaron con los mechones de mi pelo para empezar a tirar de estos, debido al pánico que empezaba a entrar en mi cuerpo al tener aquella sensación de asfixia.

Sentí un repentino sudor recorrer mi frente, y mis manos empezaron a temblar. Temí por mi vida, y simplemente me abracé a mi misma.

Aquella pared rota era imposible de tapar, el raptor lo vería y no dudaría en matarme o hacerme algo peor.

Sollocé sin pudor, con sacudidas violentas de frío sacudiendo todo mi cuerpo y haciéndome estremecer de manera repetida y brusca.

Una repentina sensación de caer al vacío me inundó. La pared en mi espalda desapareció y ahora solo era yo en un infinito oscuro.

El sonido del teléfono empezó a sonar, y la sensación de caer paró, pero mis espasmos, sollozos y sacudidas en mi corazón seguían presentes.

Sin sentirme capaz de ponerme de pie, luche para arrastrarme hasta llegar al teléfono.

Moví mi mano hacia arriba hasta llegar al cable y tirar de él, descolgándolo.

— Hola pequeña, ha pasado mucho tiempo.

Aquella voz cargada de cariño y suavidad hizo que mi corazón se encogiese, y aquella retención en la garganta que sentía empezó a desenrollarse.

— ¿Ma-mamá?

— ¿Ma-mamá?

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DISCONNECTED | The Black PhoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora