Cinco Hargreeves regresa de 1963 con sus hermanos y encuentra un presente bastante aceptable y decide "retirarse".
Pero alguien está "cazando" a los de su especie y debe proteger a los últimos que quedan; ya que el mundo se está consumiendo a sí mis...
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Cinco
Una botella más tarde...
Me paré en medio de la pista de baile y le dediqué una bella y emotiva canción a los recién casados.
-El mundo se está yendo al carajo, aun así... ¡Que viva el amor!
Lo se, ese ya no era yo, o al menos no mi "yo, cien por ciento sobrio". Asi que aproveché el impulso que me guió hasta donde estaba Martina, bailando con Ben, la tomé de la mano y prácticamente se la arrebaté.
Ella no se opuso, al contrario, me dio una amplia sonrisa y sujetó con fuerza mi nuca, llevando lentamente su cabeza sobre mi hombro izquierdo y guiándome en aquella lenta y desconocida balada que sonaba de fondo.
So I'm goingtoloveyou, Like I'm goingto lose you. I'm goingtohold you, Like I'm sayinggoodbye.
Esa era la canción que sonaba y por alguna razón sentí que ella me la estaba dedicando con su bella y profunda mirada. Y la letra describía perfectamente lo que estaba aconteciendo, realmente no sabía si el mañana estaba asegurado.
Mis manos estaban sobre su cintura y mi rostro muy cerca del de ella, de vez en cuando nuestras miradas se encontraban y ambos sonreiamos de manera estúpida a la vez, para luego bajar la mirada e ignorar lo que estaba pasando.
Por primera vez en mi vida me dejé llevar, no miré a nadie más a mi alrededor y disfruté de ese momento. No se exactamente cuanto tiempo estuvimos bailando, pero cuando miré a los lados, Sloane estaba a punto de cortar el pastel.
-Bailas muy bien Cinco.
-Gracias, tu no lo hiciste nada mal tampoco -bromeé al respecto.
-Tu aliento huele a alcohol... ¿Cuánto bebiste?
-No tengo idea, pero me tomé todo lo que encontraba a mi paso.
-Me sorprende que aun sigas en pie y lucido.
-No se que tan lucido estoy como para haber bailado -me excusé. Ella apartó un mechón de mi cabello que cubría parte de mi rostro y luego se separó de mi.
-¿Vamos? -dijo sin soltar mi brazo.
Nos acercamos a la mesa para pedir un trozo, bueno, en realidad ella, porque a mi no me gusta lo dulce. Nos dirigimos fuera del salón y mientras ella se deleitaba en el dulce sabor de aquel pedazo de masa y azúcar, yo conseguí otra copa y seguí bebiendo.
-¿Me acompañas a mi habitación?
-Disculpa ¿Dijiste algo? -Me había quedado tanto tiempo inmerso en mis propios pensamientos, que había dejado de escuchar los sonidos que me rodeaban.
-Quiero llevarle algo de comer a Gee y ver como se encuentra. ¿Me acompañas?
-Si, claro.
No pusimos de pie y subimos en completo silencio, ella tomaba mi brazo y comentaba lo bien que lo estaba pasando. Yo no supe que decir, así que decidí no decir nada, por suerte llegamos rápido al piso 10 y ella entró a la habitación.
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