Cinco Hargreeves regresa de 1963 con sus hermanos y encuentra un presente bastante aceptable y decide "retirarse".
Pero alguien está "cazando" a los de su especie y debe proteger a los últimos que quedan; ya que el mundo se está consumiendo a sí mis...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narrador
Argentina, 1 de octubre de 1989.
Una de las monjas del Convento San Bernardo dio a luz a una niña mientras participaba de un retiro espiritual junto a dos mujeres más, entre ellas la Madre Superiora.
No había dado indicios de embarazo y para las tres religiosas fue un acto tan perturbador que creyeron que se trataba de un acto del mismo demonio. Pero al ver a los ojos de la niña, Amanda, la mujer que la había parido, no pudo deshacerse de ella.
-Esto no es mas que obra del Espíritu Santo ¿De quién más sino?
Alegó mientras arropaba a la recien nacida con una manta. Pero al no poder explicar lo que acababa de pasar, las tres mujeres tomaron el compromiso de no contar nunca la verdad. Y en su lugar llevaron a la beba frente al Arzobispo diciendole que había sido abandonada en la puerta de la Iglesia.
La niña creció dentro del convento junto a otros huérfanos bajo el nombre de Martina, jamás había presentado problemas, aun que nunca demostró ser muy sociable. Se la pasaba sola en los rincones del convento jugando y hablando con Amanda, la monja que la había dado a luz aun que ella no lo sabía.
-Sabes, a veces sueño cosas feas.
-¿Qué dices Martina?- la ayudaba a ponerse el pijama antes de dormir.
-Si. Sueño cosas con las personas del convento.
-Eso es porque ahora que vas a la escuela seguro lees historias de terror en la biblioteca. No creas que no se que escondes libros bajo el colchón de tu cama.
-¿Revisaste mis cosas?- preguntó la niña.
-Fue por accidente mientras cambiaba tus sabanas. Ahora reza y duerme, verás como eso te ayuda a dormir en paz.
-Lo intentaré. Hasta mañana, te quiero.
-Y yo a vos mi pequeñita.
Habían pasado 8 años desde aquel día donde la niña había nacido bajo circunstancias dudosas e incluso tenebrosas. Amanda la vigilaba de cerca y ante cualquier inconveniente debía informarle de inmediato a la Madre Superiora.
•••
La niña creció casi como cualquier otra hasta que al cumplir los 11 años sus pesadillas se incrementaron cada vez más. Ella afirmaba que sus sueños eran muy reales y que soñaba cosas que los demás temian.
-¿Y como sabes eso?
-Lo se y punto.
-¿Cómo quieres que te crea si no me dices como lo sabes?
-Porque deberías confiar en mi. A veces cuando toco a una persona siento sus miedos y a veces hasta puedo ver cosas.
-¿Cosas?
-Si cosas. Imágenes con las que después sueño.
-Bueno basta, será mejor que la termines con esto. El Arzobispo esta preocupado y sino te comportas tendrás que hablar con él.
-Ese hombre me da miedo.
-¿Por qué?
-Porque si.
-Eso no es una respuesta.
-Olvidalo.
-Esta bien, ve a rezar y luego a la cama Martina. No des mas problemas por hoy.
-Diosito, vos sabés que no miento. Que las personas tienen miedos y pesadillas que yo puedo ver y luego me atormentan cuando duermo... ¿Verdad que si? Ayudame... ayudame por favor.
