XI

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Ya en el departamento que al parecer tiene todos los recuerdos de una Catra universitaria, nos disponemos a dormir alrededor de dos horas con el fin de reunirnos en la sala de estar y planear el rescate de Catra.

-Entonces, yo intentaré reunirme con Hordeano y pedir la mano de Catra- digo bajo las penetrantes y molestas miradas de Melog y Entrapta.

-No sé por qué debes de ser tú- murmura Entrapta intentando pasar desapercibida.

-Hermana, ¿dijiste algo?- pregunte Darla con curiosidad.

-No es nada, Dar, es sólo que no entiendo por qué Prince debe pedir su mano exactamente, Catra la debe de estar odiando en este preciso momento, ¿Están todos seguros de que simplemente aceptará y ya?, es más probable de que patee su enorme trasero antes de querer huir con ella- me mira desafiantemente.

-Sinceramente tengo la misma inquietud- era demasiado bueno como para ser verdad las supuestas buenas intenciones del imbécil de Melog- quizás sí una cara conocida como...- dice dubitativamente- yo...

-Yo- repiten Melog y Entrapta al mismo tiempo.

-Ustedes dos, ¿acaso están locos?- interrumpe la buena de Darla- ¿cómo se les ocurre discutir en una situación así?, ambos saben sobre los sentimientos de Catra, independiente de que esta mujer sea una mujeriega e imbécil no pueden simplemente decidir sobre lo que siente o no nuestra amiga- Darla toma a ambos del hombro- comprendo sus dudas e inquietudes, también tengo ese miedo- suspira agotada- pero, simplemente debemos confiar en Prince, y lo más importante, confiar en el buen juicio de Catra- los mira a ambos- ¿puedo confiar en ustedes, que darán todo de sí por cooperar y recuperar a nuestra amiga?- simplemente ambos asienten y nos disponemos a discutir los últimos detalles de nuestro arriesgado plan.

En la universidad de Dryl...

Corazones rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora