Franco quería soltarse de los brazos de su hermano, pero Juan le apretaba por los hombros contra el asiento para impedir su fuga.
–Canijo no te vas a mover de acá hasta que no nos expliques que está ocurriendo.
Bufó.
Era imposible zafarse de su hermano. Era mucho más fuerte que él.
–Lo que han escuchado. Sara y yo nos hemos divorciado. No tienen por qué saber más –quiso sonar distante. Le dolía demasiado decir aquellas palabras en voz alta, pero no quería mostrar ni un ápice de sus verdaderos sentimientos.
El sollozo de Gabriela hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo.
–No me lo creo –negó Óscar.
–Pues comienza a hacerlo.– Eso es lo que tenían que pensar todos. Si nadie se creía su divorcio iban a encontrarse en una situación mucho peor.
–¿Cómo quieres que me lo crea? –insistía Óscar– Si la semana pasada estabas en plan; "me tengo que ir a casa con mi Sarita que me está esperando para cenar con los niños". Y no podías traer más cara de bobo enamorado.
–Las cosas cambian. Las personas cambian. –trató de justificarse, pero por las caras que estaban poniendo sus hermanos no estaba resultando. La única que parecía estar completamente en shock era Gabriela.
–Pero no en siete días –intervino Juan– Y muchos menos uno no se divorcia de la noche a la mañana, así que responde, ¿por qué os habéis divorciado?
Franco miró dubitativo entre las tres personas que tenía en frente Necesitaba desahogarse, mostrar lo destrozado que estaba por haber tenido que abandonar su casa, dejando atrás a una mujer de la que estaba perdidamente enamorado y a los frutos de ese amor tan profundo que se profesaban, pero no podía. Ese amor que sentía por esas tres personas era el que le había obligado a tomar la decisión de aceptar la propuesta de sus abogados. Si ellos llegasen a sufrir por su culpa... Jamás se lo perdonaría.
–Eso se queda entre Sara y yo –quería contar la verdad, pero tenía temor a que todo se desmoronase aún más.
Óscar no había dejado de caminar por sala. Daba vueltas de un lado a otro y no dejaba de rascarse la barbilla.
–Mira flaco –finalmente se sentó junto a él–, nuestra situación no es la del resto de las familias. Somos tres hermanos, casados con tres hermanas, y un problema tan importante como este, sin duda nos va a afectar a todos. Así que, ya estás contando que ha pasado, para que entre todos podamos solucionarlo.
Pero si aquellas palabras pudieran ser vistas como una manera de apoyo, para él, fue todo lo contrario. Puede que hubiera necesitado ayuda hacía unos meses, pero su ego había sido tan grande que no la hubiera aceptado, y pensar ahora en situaciones que podrían haber sido y no fueron, no merecía la pena. La ayuda que pudiera ofrecerle cualquiera de sus hermanos en esos momentos no serviría de nada.
Y las palabras de Óscar, realmente le habían molestado.
–¿Quieren que os cuente los problemas de mi matrimonio? –preguntó incrédulo mirando a sus dos hermanos– ¿Por qué Juan no nos contó acerca de sus dudas sobre la relación entre Norma y el jardinero? ¿Por qué tú, Óscar, no dijiste que no querías adoptar a un crío con Jimena? –esperó a una respuesta por parte de ambos, pero al no obtenerla continuó– Sí, somos una familia poco común. Una familia que ante cualquier inconveniente entre uno de nuestros miembros nos hace hervir la sangre porque nuestros lazos son mucho más fuertes, pero cuando se trata sobre nuestros respectivos matrimonios, solo podemos ser nosotros mismos los que los solucionemos.
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En el fondo del lago (Parte 1)
FanfictionVersión alternativa de la 2ª temporada de Pasión de Gavilanes, con más intriga, más pasión y sobre todo con más protagonismo de las tres parejas principales, especialmente de Franco y Sarita, y sus familias. La historia arranca quince años después d...