Gaby sonreía ampliamente mientras disfrutaba de la escena frente a ella. Su mamá no había faltado a su palabra, y aunque tuvieron que convivir con la abuela durante la última semana, por fin se encontraban los cuatro juntos, disfrutando de la deliciosa comida que Irene les había preparado.
Mamá, papá, Andrés y su platillo favorito.
¿Qué más podía pedir?
Ya no había que temer. El profesor Carreño se había ido para siempre, tal y como le había asegurado su hermano, y no había de que preocuparse.
Y ahora solo deseaba una cosa.
–Papi, ¿me llevarás a San Marcos a comprarme ropa para el campamento?
Estaba llena de energía, y aunque en un primer momento había perdido la ilusión por el verano, cuando su mamá les dijo que habían conseguido dos plazas para ellos en el campamento, no pudo estar más emocionada. Por fin la normalidad volvía a su vida y podía ser la niña feliz que siempre había sido.
–Princesa, no creo que necesites nada...
Frunció el ceño. Aquello le extrañó, su papá le consentía todo. No le gustaba aprovecharse, las veces que le había pedido algo era porque realmente la necesitaba, pero sí que sabía que su padre le iba a aceptar su petición mucho más rápido que su madre.
–Me parece una muy buena idea –La intervención de su madre la sorprendió. No solo a ella, su padre parecía estarlo por igual. –No solo Gaby necesita ropa, Andrés también.
No entendía lo que le pasaba a su papá, pero estaba bien raro.
–Amor, lo que hablamos... –se dirigió a su madre ignorándolos por completo.
Tanto Andrés como ella miraron a sus papás sin comprender. Era como si las tornas se hubieran cambiado.
–Lo que papá y yo hablamos –sus padres se miraron brevemente–, es que toda vuestra ropa del verano pasado se os ha quedado pequeña. Hoy iremos a San Marcos.
Gaby soltó un pequeño grito de felicidad.
Definitivamente, no podía estar mejor.
–Niños, prepararos para irnos.
No dejó que su padre terminara de hablar cuando ya se había puesto en pie y corría hacia las escaleras, apenas se percató de que su hermano iba detrás de ella, así como tampoco de la mirada fija de su padre sobre su madre, y de como está hacía todo lo posible para rehuirle.
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Óscar llevaba días sin pegar ojo. Su único descanso, eran las cabezadas que se daba en el trabajo cuando el sueño le vencía y no aguantaba más. Jimena estaba como si nada. Continuaba su vida como si aquella salida urgente no hubiera significado nada. Le preguntó acerca, claro que lo hizo, pero esta le salió con una pobre excusa.
–¡¿A quién tenemos acá?!
Miró a Jimena sin comprender su exaltación hasta que fijó su vista en la entrada del Centro de Modas.
–¡Tía Jimena!
Gaby pasó corriendo delante de él en dirección a su esposa, esta se inclinó para poder recibir el abrazo de su sobrina.
Se levantó de su silla para encontrarse con su hermano y la familia de este.
Compartió una breve mirada con Franco. Este le había aconsejado que dejase de pensar en tonterías, que Jimena jamás le iba a ser infiel, y que hablase con ella para aclarar la situación.
Los dos hermanos se quedaron solos cuando Jimena y Sara, junto con sus sobrinos, daban vueltas por la tienda.
–Óscar –no pudo saludar a su hermano. Estaba demasiado cansado mentalmente para hacerlo–, ¿no me digas que sigues con esa absurda historia en la cabeza?
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En el fondo del lago (Parte 1)
FanfictionVersión alternativa de la 2ª temporada de Pasión de Gavilanes, con más intriga, más pasión y sobre todo con más protagonismo de las tres parejas principales, especialmente de Franco y Sarita, y sus familias. La historia arranca quince años después d...