–Sucedió el día del recital de Andrés en el ayuntamiento...
Inicio del flashback.
Erick y León estaban solos en el colegio.
El ruido provocado por las carreras y las risas de los que ya se marchaban para casa contrastaba con el incómodo silencio que se respiraba en el edificio vacío. Si el colegio les gustaba poco, aún lo hacía menos cuando no había otros estudiantes con los que hacer alguna travesura.
Tenían orden de su mamá de permanecer en el centro hasta que Juan David terminase. Su hermano mayor tenía un horario diferente y sus clases se alargaban hasta entrada la tarde. Normalmente, volvían a la hacienda en el autobús escolar junto a Andrés y Gaby, pero aquel día, su primo tenía un recital en el ayuntamiento y toda la familia estaba invitada, siendo Juan David el encargado de acercarles.
Aburridos, recorrieron el colegio. Habían tratado de molestar a Andrés, pero este estaba tan concentrado en el salón de música preparando su piano, que les ignoró por completo. Gaby estaba en su actividad extraescolar; un grupo reducido de alumnos que ampliaban conocimientos de lengua inglesa. Trataron de hacerla reír a través de la pequeña ventana de la puerta que daba al salón, pero su prima también les ignoró.
El gen divertido de la familia lo habían heredado ellos.
Continuaron caminando por los largos pasillos, pensando en como matar el tiempo. Su mamá les aconsejó que aprovechasen la espera para estudiar o adelantar sus tareas, pero eso sería lo último. Así que se dirigieron al comedor. Tenían hambre y quizás aún quedase algún empleado con el que poder utilizar su labia y comerse un par de postres.
El don de gentes de la familia también lo habían heredado ellos.
–Siéntensen –les ordenó amablemente una de las empleadas–, para los Reyes siempre lo mejor.
Definitivamente, era su día de suerte. La mujer que se encargaba de servir la comida no había terminado su turno, y nada más les vio entrar por la puerta, una estirada sonrisa adornó su cara. La adoraban, no solo ellos, porque sus primos también sentían predilección por ella. Con el resto de los alumnos era una mujer arisca y dura, pero con ellos, era una dulce mujer de avanzada edad, amable y risueña que siempre añadía unas cucharadas de más en sus platos.
–Un rico pastel de chocolate para cada uno.
Cuando aquella delicia estuvo en sus manos comenzaron a comer sin prestar atención a la mujer que, a pesar de haberse alejado, continuaba cerca de ellos mirándoles fijamente.
–Sus clases ya finalizaron, ¿qué hacen aún por acá?
Le explicaron brevemente el por qué, y que tenían planeado reunirse más tarde con Juan David.
–¿Y sus papás permiten que su hermano maneje solo?
Ante la pregunta los dos se rieron.
–JuanDa maneja tan despacio que siento que el pelo me creció cuando llegamos al destino.
–Maneja más despacio que el bisa en silla de ruedas.
La mujer se unió a sus risas mientras terminaba de guardar el pastel de chocolate, pero antes de hacerlo se detuvo.
–Me han contado que sus primitos también siguen por acá... Quizás quieran un trozo.
Se apresuraron a negar.
–Esos están en sus cosas. Deje el pastel para nosotros –comentó Erick regalándole una enorme sonrisa. La sonrisa de mamá, con ella, siempre acababan consiguiendo que su mamá les consintiese en todo.
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En el fondo del lago (Parte 1)
Fiksi PenggemarVersión alternativa de la 2ª temporada de Pasión de Gavilanes, con más intriga, más pasión y sobre todo con más protagonismo de las tres parejas principales, especialmente de Franco y Sarita, y sus familias. La historia arranca quince años después d...