Estaba nervioso por mi primer día de instituto. Aquella mañana me levanté antes que mis padres y Luna, cuando por ahí entonces aún dormíamos en el mismo cuarto.
Me levanté y pude ver en el reloj que eran las 6 de la mañana, faltaba dos horas para que me tuviese que ir.
En el día de la presentación había que estar ahí a las 12 de la mañana y, por algún motivo, no me impacienté tanto con aquel acto. El centro educativo estaba todavía vacío puesto que iniciaban todos los cursos a la vez.
Mientras nos iban haciendo un tour por todos los lugares yo iba analizando en silencio a cada uno de mis compañeros. Había gente que se conocía de antes pero todos teníamos en común una cosa: éramos pequeños y estábamos perdidos. También recuerdo lo mucho que me influyó "Diario de Greg" e intentaba buscar alguien que se pudiese convertir en mi mejor amigo y vivir mil aventuras juntos. Qué inocente era... En fin, sigamos con la historia.
Me aproximé con sigilo a la cocina para hacerme un colacao calentito y me sorprendí al ver lo oscuro que seguía estando el cielo. Extraño mucho el gran ventanal de mi cocina.
Estaba a punto de darle un sorbo a la taza cuando sentí unos pasos detrás mía. Me giré y estaba Luna bostezando y rascándose el ojo.
- ¿Qué haces despierto?- preguntó con voz pastosa.
- Estaba nervioso.
Ella sonrió, se estiró hasta ponerse de puntillas y se dirigió a mí.
- ¿Tú estabas nerviosa?
- Un poco pero no mucho.
No podía decir lo mismo. Hacía una pizca de frío pero no me temblaba las piernas precisamente por eso. Decidí sentarme en una de las sillas frente a la mesa de comer, Luna me siguió.
- Es que... siento como que mi cuerpo tiene un terremoto- comenté.
- ¿Vas a vomitar?- Se asustó.
- No, no- reí. Seguí mirando a mi Colacao- Ahora es todo nuevo.
- ¿Y cuándo no lo es?- Encogió los hombros.
No os exagero, por cada charla que teníamos mi hermana y yo tenía una reflexión filosófica.
- No te entiendo.
- Siempre hay cosas nuevas en la vida.
Lo recapacité en silencio pero no conseguía eliminar esa tensión que acumulaba.
Luna se levantó, de repente.
- ¿Quieres galletas?
No me dio a responder porque ya las había cogido y puesto en la mesa.
- Yo creo que siempre hay cosas nuevas- Y mojó una galleta en mi taza para dármela- Prueba esto.
Le di un mordisco y me gustó mucho el sabor.
- ¿Ves? Siempre hay algo nuevo que vivir.
Seguí mojando más en la leche mientras se me ocurría una pregunta.
- ¿Y por qué lo de las galletas no me ha puesto nervioso?
Ella desvió la mirada al techo unos segundos mientras ponía pose de pensadora.
- Porque no te he dicho nada, no sabías que iba a hacer eso -respondió, pero poca convencida de la respuesta. Parecía estar estrujándose el cerebro fuertemente. O sea, no te lo esperabas, para empezar.
- Ya pero...
- Shh- siseó alzando el dedo índice- Ya sé lo que vas a decir.
Me quedé mirándola extrañado. Luna prosiguió.
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En la Luna residen mis esperanzas
RandomApolo era un niño que deseaba convertirse en astronauta y el primer encuentro "galáctico" que tuvo fue con Luna, su nueva hermana. Eran como el día y la noche. Él, un chico inseguro y ella muy extrovertida. Apolo nunca antes se habría imaginado que...