- ¿Hasta qué hora estaremos fuera?- le pregunté a Luna- Tengo que estudiar para un examen que tengo el lunes.
Me juzgó con la mirada.
- Apolo, te vuelvo a decir que la que estás más estresada soy yo.
Estábamos en su cuarto y ella posaba frente al espejo. No solía ser coqueta pero de vez en cuando le gustaba aparentarlo. Llevaba una camiseta negra, unos leggins cortos y una riñonera. No sé cómo lo hacía que le sentaba todo bien.
- No pareces muy estresada- murmuré.
- El estrés puede hacerte perder el control si no sabes controlarlo tú a él.
- Ya empezamos...
Pude ver su sonrisa divertida reflejada en el cristal.
- ¿Es que no es verdad?
- Meh.
- ¿Meh qué?
-Que el estrés de vez en cuando es útil.
Se giró para mirarme.
- Por supuesto que lo es pero dime, sabiendo que hoy no vas a poder estudiar nada, ¿de qué te sirve estresarte con lo que tienes que estudiar mañana?
Chasqueé la lengua.
- Touché.
Luna vio la hora en el móvil.
- A ver si vienen ya...- comentó.
Me fijé entonces en su escritorio y encontré una libretita negra con una media luna en la portada, su obsesión llegaba a unos extremos a veces perturbadores.
- ¿Desde cuándo tienes esa libreta?- señalé.
Ella siguió mi dedo.
- Oh, de hace un tiempo.
¿Es una especie de diario?
- Bueno, las primeras hojas sí- explicó- Luego me di cuenta de que nunca he escrito una novela que haya podido acabar así que empecé una.
- ¿Cómo?¿La historia de los ninjas no la terminaste?
- No.
- Pero si estaba chulísima, me dejaste con intriga- refunfuñé.
- Ya pero después de la muerte de Jaiden tuve un colapso mental y no sabía cómo terminar la historia.
- ¡NOOO!- grité- ¿¡Por qué me cuentas eso?! ¡No lo sabía!
- Ya, esa era la idea: que no lo supieras hasta el final pero como no llegué a terminarlo...- Se encogió de hombros indifirente a mi molestia ligeramente dramática.
Respiré hondo.
- Bueno, ¿y qué estás escribiendo ahora?
- Pues, de vez en cuando, cuando tengo tiempo, escribo una de las historias que tenías de pequeño con las naves espaciales y todo eso.
Fruncí el ceño. No me acordaba de nada de lo que me estaba contando. Únicamente recordaba que me llegaron a gustar mucho las naves pero sólo eso. Ni siquiera sé por qué dejaron de gustar.
- No me acuerdo de ninguna de esas historias- dije.
Ella no pareció inmutarse lo más absoluto.
- Por eso está bien escribir mientras los años pasan.
- Eh eh, yo escribía también.
Y era cierto, me había dejado influenciar mucho por el "Diario de Greg" y cuando era más pequeño tenía fuerzas para redactar todo lo me pasaba por la mente.
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En la Luna residen mis esperanzas
DiversosApolo era un niño que deseaba convertirse en astronauta y el primer encuentro "galáctico" que tuvo fue con Luna, su nueva hermana. Eran como el día y la noche. Él, un chico inseguro y ella muy extrovertida. Apolo nunca antes se habría imaginado que...