~Tenía los ojos café, su típica sonrisa y un carácter de mierda. Pero cuando estabamos juntos, esos ojos brillaban por mí, esa sonrisa me pertenecía, su carácter se iba a la mierda y para mí era lo más tierno que podía existir.~
• Lenguaje explicito...
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Jaemin estaba terminando de limpiar la casa mientras escuchaba música, había estado un poco triste los últimos días porque realmente se sentía muy solo.
Le había enviado un mensaje a su novio al despertarse, el mayor le respondió pero a los minutos le dijo que debía salir y que le hablaba cuando volviera. Y así había sido la última semana. Casi no hablaban durante el día, solo en las noches y no duraban mucho porque alguno de los dos decía que estaba cansado, simplemente cortaban la llamada y se iban a dormir.
No culpaba al pelinegro, él no tenía la culpa, en realidad ninguno la tenía, solo que era bastante frustrante sentirse así y no poder hablar de eso con su novio.
Sintió su teléfono vibrar y eso hizo que saliera de sus pensamientos, tomó su celular de su bolsillo, miró la pantalla y contestó.
—Buenas tardes, señor Choi.
—Buenas tardes joven Jaemin ¿Cómo está?— dijo el abogado y mejor amigo de su padre del otro lado de la línea.
—Muy bien ¿Y usted?
—Bastante bien... Te llamaba porque necesito hablar contigo.
—Si claro, dígame.
—Prefiero hacerlo personalmente ¿Tienes algún problema con eso?
—No, para nada.
—Okey, entonces ¿Donde estás ahora?
—En la casa de mi novio.
—¿Y hay algún problema con que hablemos ahí?
—No, ninguno.
—Entonces, dime la dirección y nos vemos ahí en unos minutos.
—Okey, le enviaré la ubicación por mensaje.
—Listo, entonces nos vemos.
—Una pregunta... ¿Lo que me va a decir es algo malo?— preguntó mientras veía el suelo.
—No, no te preocupes.
—Está bien, lo esperó.
—Dale.
El menor colgó la llamada y miró su teléfono por unos segundos antes de suspirar, solo esperaba que lo que le fuera a decir no lo pusiera peor de lo que estaba.
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