~Tenía los ojos café, su típica sonrisa y un carácter de mierda. Pero cuando estabamos juntos, esos ojos brillaban por mí, esa sonrisa me pertenecía, su carácter se iba a la mierda y para mí era lo más tierno que podía existir.~
• Lenguaje explicito...
Sin duda estar entre tus brazos y las sábanas ha sido otra forma de definir el cielo.
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Despertar con las delicadas caricias y pequeños besos de su novio era lo que Jaemin había deseado por todo ese tiempo. Estaba tan feliz de poder tenerlo junto a él otra vez, de poder besarlo y tocarlo cuando él quisiera.
Ahora estaban acostados en la cama mientras se recuperaban del reciente orgasmo que habían tenido. Se habían despertado muy temprano y tuvieron un mañanero. Ahora el pelinegro acariciaba la cintura delgada con sus dedos, mientras dejaba besitos desde su mandíbula hasta su cuello. Jaemin estaba acariciando la espalda desnuda de su novio mientras se dejaba hacer.
—Estos si son buenos días, no sabes cuánto extrañé esto— dijo el pelinegro dejando pequeños besos en el largo cuello del menor.
—Yo también lo extrañé, aún no puedo creer que estés aquí junto a mí.
El pelinegro sonrió contra la piel del más bajo y luego lo mordió levemente.
—Oye amor ¿No tienes hambre? ¿Que quieres de desayuno?— preguntó el pelirosa después de unos segundos.
—Si tengo hambre, pero no quiero separarme de tí, quedémonos aquí abrazaditos ¿No te gusta la idea?— se abrazó más fuerte a la cintura delgada de su novio.
El menor soltó una risita— Claro que me gusta la idea, pero yo también tengo hambre, podemos abrazarnos después, solo déjame hacer el desayuno y vuelvo, no me voy a demorar.
—Está bien, pero no tardes tanto.
El menor asintió y dejó un beso corto en los labios de su novio, para después levantarse de la cama y dirigirse al baño.
Se dio una ducha de unos cuantos minutos, luego salió del baño con solo una toalla alrededor de su cintura, fue al clóset, sacó su ropa interior y una camisa de Jeno que le quedaba por los muslos.
Se puso la ropa bajo la intensa mirada de su novio, antes de salir del cuarto se acercó a él y le dio un beso, luego salió de la habitación.
Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, una vez estuvo ahí empezó a pensar que podía hacer, que fuera rápido y rico. Estuvo pensando por unos minutos hasta que supo que hacer, empezó a sacar las cosas para preparar el desayuno.
Pasaron unos minutos y ya estaba casi listo, solo debía dejarlo en el fuego un par de minutos más y podía servirlo.
Estaba tan concentrado que no se dio cuenta cuando el pelinegro entró a la cocina y estuvo mirándolo desde el marco de la puerta.
Después de unos segundos sintió la intensa mirada sobre su cuerpo, se dio la vuelta y lo vio ahí con una media sonrisa. El pelinegro estaba en boxers, no tenía nada más, Jaemin trató de no mirar más de lo que debía.