Intruso

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Oí sus pasos torpes. Arrastraba los pies al caminar y era extremadamente lento.
Estaba muy cerca y poco a poco se acercaba más a mi escondite. Las serpientes siseaban impacientes. Olfateaban el ambiente, estaban hambrientas.
El calor de su cuerpo se sentía más próximo. Poco a poco se acercaba más a su muerte.
Arrastré mi cuerpo viperino al mejor sitio para atacar. El intruso se había detenido a sentarse en unas rocas. No sentía miedo. Su corazón palpitaba calmado, como si no supiera lo que le esperaba dentro de la cueva, listo para acabarlo.

Emergí de mi escondite, profanando un siseo espeluznante. Allí el hombre joven dio un brinco de sobresalto. Entonces le dediqué mi mirada de muerte y sus ojos brillaron de miedo por primera vez.

Esperé tranquila para ver como su cuerpo se transformaba en piedra para absorber su alma. Sin embargo, esperé y esperé y aquello no sucedió.

Bufé molesta y volví a verlo emitiendo un gruñido. Otra vez el joven se tensó en su sitio. Nada ocurrió.

Comence a pensar que se trataba de un semidiós o algo así. Aunque no importaría, todos caerían hechos estatuas de piedra ante el hechizo de mi mirada.

Entonces el joven dió la razón del porque mi hechizo no funcionaba.
—Por favor, no me mates. Donde quiera que estés.

Estaba justo en frente suyo, observándolo directamente a los ojos y aun así, él no me veía. Estaba sumido en la perpetua oscuridad, como yo.

Estaba ciego y por eso el hechizo no funcionó.

5. Los ojos de la muerte [BG #5] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora