Hambruna

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El muchacho permanecía sentado sobre una roca, mirando hacia el techo de la cueva sin poder mirar. Extrañamente, sonreía ante su vacío al frente.
Su oído estaba tan desarrollado como el mío pues apenas oyó mis movimientos reaccionó.
—Dígame, amable diosa. ¿No debería estar practicando su arco y flecha en el bosque? ¿Enseñando a los inocentes a cazar?

Ignoré el comentario, solo repté con mi cuerpo por la cueva y mis serpientes sisearon enfurecidas. El muchacho brincó del susto, creyendo que los reptiles estaban por sus pies y se trepó a la roca donde estaba sentado. El sonido se le acercó y el se empezó a desesperar.
—¡Ayúdeme, no puedo ver donde están!

—Están más cerca de tí de lo que tú crees. Las tienes en frente.

Las pupilas nubosas se clavaron en mis ojos de serpiente. El enmarañado cabello de serpiente siseaba y escupía saliva frente al chico y comenzó a temblar como si de un cervatillo frente a un poderoso felino se tratara.
—¿Va a hacerme pagar por todos mis errores en esta vida? En realidad lo merezco. No he sido una buena persona.

—Cuéntame. Tengo tiempo de oírte antes de matarte.

Dámaso suspiró y relajó el cuerpo. Y comenzó la historia de su corta vida.

¡Feliz 2023 a todxs! Lamento la demora en la actualización

5. Los ojos de la muerte [BG #5] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora