Beso

47 12 5
                                    

No necesitaba la vista para darse que yo no era una humana. Era un monstruo.
Aquel fue un beso inerte, como si verdaderamente lo hubiera convertido en piedra con mis poderes sobrenaturales. Él soltó lágrimas silenciosas y no se quejó ante ello. Permaneció allí, impávido apreciándome de manera vacía.
Sus ojos nublados eran símbolo de mi fascinación. Era gratificante poder volver a ver el alma de una persona luego de tanto tiempo convertida en esta abominación.

—¿Por qué? —preguntó él de repente—. No entiendo porque me está haciendo esto. Sus acciones carecen de sentido.

Yo me senté a su lado y miré hacia las estalactitas sobre la cueva. Entrelacé mis dedos de la mano con desgano. Aquella pregunta tenía una respuesta bastante simple.
—Mis acciones desde hace mucho tiempo dejaron de tener sentido. Solo actúo por instinto.

—¿Quién eres, en realidad?

—Soy Medusa. Un verdadero monstruo.

5. Los ojos de la muerte [BG #5] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora