Sed

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El muchacho tanteó el suelo de la cueva al desplomarse en la orilla. Yo contemplaba sus torpes movimientos, con el cabello de serpientes alborotadas. Al sus dedos tocar el agua, dio un suspiro de alivio y felicidad para después zambullir la cabeza y beber del pozo de agua dulce. Aprovechó para refrescarse el rostro y cuello mientras sonreía alegremente.

Mi lado monstruoso no creía que lo estaba ayudando. Estaba molesto porque la maldición no había hecho efecto en él. Nunca lo sería, jamás podría verme a los ojos para convertirse en piedra.
Por otro lado, mi humanidad sonreía. La soledad cada día ocultaba mi lado humano en la sombra de la gorgona. Pensé que podría sacarle provecho a esta situación.

Era bastante egoísta, pero no dejaría a ese joven escapar tan fácilmente. No pensaba matarlo. Aún así, no quería volver a sumirme en la soledad de esa oscura cueva.

5. Los ojos de la muerte [BG #5] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora