Petición

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Apenas pude emitir un ruido con mi garganta. Dámaso esperaba pacientemente la respuesta frente a mí, apretando los puños con fuerza de lo emocionado que estaba.
Resultaba algo egoísta prometer algo que jamás podría cumplir, pero el hecho de ver y sentir la emoción de aquel muchacho ciego me causaba congoja.

Aún así, solo me alejé de él, arrastrando mi pesado cuerpo de serpiente hacia la oscuridad de la cueva. Era mejor sumirme en el silencio y ocultarme en las penumbras.

—¿Diosa Artemisa? —preguntó al no recibir respuesta de mi parte—. ¿Todavía está por aquí?

La emoción de hace rato desapareció por completo. Ahora la reemplazaba la frustración y enojo que yo conocía bien.

Injusticia. Lo mismo que experimenté cuando Atenea me convirtió en este engendro aberrante. Todo por seguirle la corriente y engaños al dios Poseidón.

5. Los ojos de la muerte [BG #5] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora