Prólogo

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Termino de acomodar mi maleta y observo detenidamente mi recamara.

-Es hora- susurro con una sonrisa triste.

Apoyo la maleta en el suelo y salgo de mi recamara.

-¡Espera!- escucho detrás de mí.
-¿Qué pasa?- pregunto
-Olvidaste tus lentes hermanita- sonríe

Le devuelvo la sonrisa y me los pongo.

-Vamos, déjame ayudarte con eso- dice señalando la maleta.
-No hace falta...
-Da igual- dice y la toma.

Rio divertida y bajamos las escaleras.
Echo un vistazo a la casa... ¡Dios! Los sueños siempre tienen su precio; ¿el mío? Dejar a mi familia.

-¿Preparada?- pregunta mi padre.
-Preparada- miento

No, claro que no lo estoy, ahora tendré que ser aún más independiente, dejar Portland, mi hogar... y admito que eso me asusta un poco.

Paso una mano por mi cabello y salgo de casa.
Si, este último año el cabello me ha crecido muy rápido, débil, pero rápido... como desearía que a todas las mujeres sobrevivientes u hombres sobrevivientes, les volviera a crecer el cabello como a mí, sería maravilloso realmente.

Mi madre está en el asiento del copiloto, por lo que Amanda y yo entramos en el asiento trasero, como en los viejos tiempos.

Mi padre enciende el motor y partimos hacia el aeropuerto.

-Cariño ¿Llevas todo?- pregunta mi madre mirándome por el retrovisor.
-Si.
-¿Pasaporte? ¿Celular? ¿Tarjetas?
-Si mamá, todo.
-Llevas de... eso ¿no? Puede que te baje...
-¡Mamá!- la interrumpe Amanda- Tranquila, no hace falta profundizar tanto.

Los tres reímos, menos mi madre, que obviamente, está más preocupada que yo.

-Bien, bien.
-Rachell, recuerda que vas a estudiar- menciona mi padre sin quitar la mirada de la carretera y recalcando la palabra estudiar.
-Bueno, puedes ir a un bar, talvez te encuentres con el amor de tu vida y...
-¡Amanda!- dicen mis padres al mismo tiempo.
-Era solo una idea- responde divertida.
-Ni se te ocurra Rachell- exige mi madre.
-Oh, no lo sé- digo encogiéndome de hombros y siguiéndole el juego a Amanda- Podría...
-Sé que no lo harás- me interrumpe mi padre- Llegamos.

Los nervios aparecen y observo el aeropuerto.

Una vez parqueado el auto, bajo rápidamente con Amanda y entramos.
Caminamos rápidamente a la casetilla, pero algo me detiene por detrás.

-¡No creas que te iras sin despedirte de mí!- dice Miranda.
-No podría- respondo y la abrazo.
-Sí, bueno- dice separándose de mi- No quiero que hagas algo malo, eh.
-¿Yo?- pregunto fingiendo estar ofendida.
-Oh, claro que sí.

Las dos reímos y siento que tocan mi hombro.

-Rachell, yo...
-¿Qué haces aquí, estúpido?- lo interrumpe Miranda.
-Solo quería despedirme- dice mirándome fijamente a los ojos.
-Erick, creo que...
-No tengo intenciones de molestarte- dice y me besa la mejilla- Espero que te vaya muy bien, te amo.

Dicho esto se marcha y mi piel se eriza.

-Te amo- dice miranda en tono de burla- Imbécil.
-No seas tan dura con él.
-Claro que lo soy querida, es la ley de las amigas...
-¿Qué?
-Sí, odiaras siempre al que le haga daño a tu amiga, aunque ella lo perdone.
-¡Yo no lo he perdonado!
-¿Segura?
-Sabes- digo mirando mis manos- En un momento, llegue a pensar que funcionaria... fui una estúpida.
-No digas eso- menciona- El estúpido aquí fue él.
-¡Rachell! Tu vuelo está a punto de salir- grita Amanda interrumpiéndonos.

Miro a Miranda triste y ella sonríe de lado.

-Adiós- digo
-Esto no es un adiós, vas a volver, si o si- sonríe triste.
-No lo dudes- sonrío

Las dos nos abrazamos y las lágrimas aparecen. Odio tanto esto, odio las despedidas.

-Chicas- dice mi madre- Es hora.

Asiento y me separo.

Mi padre me entrega la maleta y los miro a todos.

-Los extrañare- digo con un nudo en mi garganta.
-Nosotros a ti linda- responde Amanda y todos nos abramos grupalmente.

Luego de lágrimas y muchas, muchas despedidas, me dirijo al avión.

-¡Voy por ti New Jersey!- sonrío ampliamente.

Escapando nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora