Capitulo 45

140 14 11
                                    

Es difícil ver a tu mejor amiga de esa manera; lloró por casi dos horas, creí que ya Jeremy no era alguien tan importante para ella ahora, pero me equivoque. Aun lo quiere. Aun se quieren. Pero no será fácil que estén juntos.

Hace pocos minutos se fueron a recostar, ya que tenemos que ir a clases en menos de tres horas, y claramente, tengo que ponerme al día, pero a lo que me contaron las chicas, no han tenido clases muy seguido, por lo que no tengo que recuperar tanto, y además, harán cambios de grupos, por lo tanto, puede que a ellas de alguna manera lleguen a ponerlas en mí mismo grupo, o a mí en el de ellas, en fin... solo falta poco para saberlo, ¿no?

Respecto a lo que paso con Sebastián, con Alex, con Erick, con Celeste, con las plásticas de acá: he decidido dejarlo todo en el olvido. Decidí crear un pequeño cesto de basura en mi imaginación y echarlo todo allí, desapareciéndolo de mis pensamientos. Pero no es tan fácil, aunque creo que ya lo supere. Supongo que... la mejor manera de cicatrizar las heridas es olvidando, ¿no? O al menos perdonando. Y yo quiero perdonarme a mí misma.

Me levanto sigilosamente de la cama, iluminada por la poca luz que brinda la oscuridad y el brillo que da el amanecer. Observo a las chicas acostadas, es como si lo que paso hace unos minutos hubiera sido un sueño, fue extraño, pero aparte de eso, una llama de curiosidad abunda dentro de mí:

''¿Qué quiere Jeremy? ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones?''

Esas preguntas invaden mi mente cada segundo. Me prometí a mí misma que le daría su merecido a ese chico si se atreve a intentar que Miranda derrame una sola lagrima más por él; sí, no le ira bien si lo hace.

Me acerco a un mueble con pequeños gabinetes donde ahora se encuentra toda mi ropa, accesorios, zapatos, y hasta las cosas de la Universidad, cada cosa en su respectivo gabinete.
Acerco mis manos al que recuerdo es donde se encuentran mis libros, y sí, no fallé, allí están mis hermosos y preciados niños. Los que me ayudaron a desahogarme con sus palabras. Los que me ocultaron dentro de mi imaginación. Los que me hicieron darme cuenta de que no hay nada mejor que inundar tus ojos de letras, en lugar de tener que ver la realidad en la que vivía. Mis compañeros fieles, mis amigos, mis libros...

Miro todos ordenados, dejando verlos a todos y cada uno de ellos; adoro a Zoe y el hecho de que hiciera su mayor esfuerzo por al menos ser organizada en esto:

Canciones para paula.
Sabes que te quiero.
Cállame con un beso.
El alquimista.
Brida.
Aleph.
Bajo la misma estrella.
Ciudades de papel.
Busca a Alaska.
Y unos cuantos más...

Sonrío al recordarme hace unos años, con estos libros en mano.

Escucho un ''bip'' que no deja de sonar: la perfecta armonía de la alarma de Miranda (nótese el sarcasmo).

Me acerco a donde sea que este la alarma para que deje de hacer tanto ruido, siquiera así se levanta esa chica. Entrecierro los ojos y miro con cautela todo, sin parar mi caminata por toda la habitación, y por ende, cuando me doy cuenta, estoy en el piso. Auch.

Las carcajadas de Zoe retumban por todo el lugar, haciendo que Miranda se despierte y que yo, deje escapar carcajadas también.

-Oh vamos, Rai- dice Miranda- ¿Porque tienes que tener dos pies izquierdos?

Me duele el estómago de tanto reírme y supongo que a Zoe también, ya que tuvo que pararse de la cama sosteniendo su estómago para poder seguir riéndose.

-Vale, vale- dice tratando de dejar de lado la risa, pero esta vuelve en un segundo- Es que cayo tan torpemente, que...

Las carcajadas retumban una vez más y a mí se me salen las lágrimas, aun sin dejar de reír como una loca retrasada.

-Bien- dice Miranda luego de unos segundos y con ropa y toalla en manos, dirigiéndose al baño- Muévanse, o no podremos llegar temprano.

Me levanto tratando de recuperar el aire, mientras observo como Mir, se mete al baño. Me siento en el borde de la cama e inhalo y exhalo para olvidar la risa que me atormento hace poco. Escucho la respiración atareada de Zoe.

-Pies izquierdos- murmura y las carcajadas de las dos resuenan por tercera vez.



Escapando nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora