Capitulo 43

172 17 51
                                    

Si, acaba de pasar.

¿Acaso esto es una maldita broma? Ese chico se haya allí tirado, sin vida y con sangre alrededor de su cabeza. Estoy inmóvil, me obligue a abrir los ojos para ver que esto era solo un sueño, pero no, me encontré con esto y es como sentir un puñal atravesarme por completo.

-Lárguense antes de que me arrepienta y les eche la culpa de todo- dice el hombre viendo con asco el cuerpo de Sebastián- ¡Ahora!

George me toma del brazo y comienza a caminar rápidamente hacia la salida.

¿Yo?
Yo estoy aun con la vista al suelo, dejándome llevar por la fuerza de George y tratando de entender aun, por milésima vez, que acaba de pasar.

¿Mi culpa? Pensaran que no, ya que yo no fui la que apreté el gatillo, pero yo fui la intermediaria de que él hiciera tal cosa, y por lo tanto, me pongo a pensar que si no hubiera ido ese chico no estaría ahora en otra vida, aunque admitámoslo, es lo mejor, pero lo hizo echándome la culpa, ¿y así quieren que siga como si nada? ¡Son dos vidas! ¡Dos que se esfumaron por mi maldita culpa!

-Hey, Rachell, respóndeme- escucho a lo lejos- ¡Rachell! Maldita sea, ¡responde de una buena vez!

Logro voltear mi mirada para toparme la de George a solo unos centímetros de mi rostro, el cual él tiene entre sus manos.

-¿Es real?- susurro
-¿Qué?- dice confundido; lo noto por la expresión de su cara.
-¿Es real todo lo que me pasa?- murmuro- ¿Cuándo crees que se detendrá todo esto?

Su rostro se vuelve tenso, y como es de imaginarse, no entiende a lo que me refiero, no sabe que decir y yo tampoco, pero solo quiero una explicación. No puedo decir que estoy cansada de esto, ahora me doy cuenta, es inútil, nunca para toda esta tortura y me refiero en todos los aspectos. Da igual todo, ¿no? Siempre todo sale mal, aunque uno quiera que no sea así.

-¿Cuándo creo que se detendrá?- dice luego de unos segundos.

Asiento.

-Cuando tú quieras que se detenga- sonríe de lado.
-¿Pero y si no es así? ¿Si lo he querido tantas veces y aun así no para?- pregunto en un hilo de voz.
-Entonces- comienza a decir quitando un mechón de cabello de mi rostro- Tienes que ser fuerte ante cualquier situación.

Mi boca forma una delicada sonrisa.

-Es difícil.
-Tú lo haces difícil- contradice y no puedo evitar poner mis ojos como platos.

''Tu lo haces difícil''
Mi abuela se hace presente en mis pensamientos. Ella quiso que viviera por una razón aquel día de mi operación, y aun no entiendo cual, pero supongo que necesito encontrarla.

-Gracias- lo abrazo con todas mis fuerzas- No sabes cuánto acabas de ayudarme en este mismo instante.
-No es nada- susurra a mi oído.

*****

Caminamos hacia la sala de Axel.

Es complicado aún pensar en Sebastián, en Angie, en mi abuela. Pero poco a poco acepto que no es mi culpa, y esto es gracias a George; hace unos minutos estuvimos hablando de todo esto en el parque, no aguante más y decidí contarle casi toda mi vida, necesitaba desahogarme y él se ha ganado mi confianza.

Luego de unos minutos llegamos a esta y escucho risas suaves, charlas; Miranda, Zoe, Alex (obvio) y otra voz que no reconozco para nada; es chillona e intermedia entre aguda y grave, aunque más aguda. Sofocante.

George es el primero en entrar y todos lo saludan, bueno, escucho que lo saludan. Algo me impide que entre, pero ni modo, no me quedare acá afuera, es ilógico.

-Vamos, Rai, entra- escucho a Miranda.

Me acerco y observo la sala.
Alex esta acostado con la pierna bien colocada en el gancho, Miranda está en la silla que se encuentra en una esquina, Zoe está a su lado y noto que hay una melena ¿castaña? Está sentada al lado de Alex. Es la chica que me topé con George.

-Rachell, ¿estás bien?- dice Alex
-Sí, si- respondo incrédula.
-Vaya- dice la chica- Hasta que al fin te conozco.

Su tono no es para nada amigable. Su ceja derecha se encuentra levantada y su lengua está jugando dentro de su boca cerca de sus mejillas.

-Y dudo que tuvieras ganas- se adelanta a responder Zoe.

La chica la mira.

-¿A qué te refieres, querida?- pregunta con una sonrisa falsa.
-Tú lo sabes mejor que yo, querida- responde seria y burlonamente.

La chica mira sus manos con una risa suave.

-Ok, ok- dice Miranda levantándose- No queremos problemas, por ahora.

Se acerca a mí y me abraza cálidamente.

-¿Quién es?- susurro a su oído.

Ella se separa inmediatamente y me mira picarona.

-Oye- dice refiriéndose a la chica- Preséntate al menos.
-Le dejo la tarea a mi querido Alex- dice con una sonrisa estúpida.

Frunzo el ceño y lo miro.
¿Mi querido Alex? ¡Pero quien se cree!

-Rachell, ella es Christie- aclara su garganta- Christie, pues ya sabes quién es ella.

Mi cuerpo se pone rígido sin permiso. ¿Ya sabes quién es ella? Bueno, eso dolió, lo admito.

Sonrío forzadamente y siento como un nudo se forma en mi garganta.

-¿Tu eres?- digo curiosa.
-Su jefa, por decirlo de alguna forma, pero pronto seremos más que eso, espero- dice mirándolo con una gran sonrisa en su cara.

Alex solo esquiva nuestras miradas.

-Ah- aclaro mi garganta- Pues que bueno, supongo.
-Rai...- dice Miranda.
-Iré a la Universidad, necesito una ducha- le sonrío como puedo.
-Te acompaño- murmura Zoe haciendo un movimiento para acercarse a mí.
-No, no te preocupes- digo y se detiene- Ya saben, necesito reconectarme.

Siento la mortal mirada de Alex sobre mí.

-Me cuentas lo que paso luego, ¿bien?- me susurra Miranda.

Asiento y salgo de la sala.

No lloraré.
No lloraré.
¡No lloraré!

Estiro mi cabello hacia atrás y pongo mi mente en blanco.

Si, esto no me lo esperaba, pero considero que me lo merezco; creo que es hora de dejar de jugar conmigo misma y decidirme de una vez por todas que hacer con mi vida, ¿no? Aunque este sea un camino largo de recorrer.

Salgo del hospital y camino rápidamente a la Universidad. Llego y rápidamente entro a la ducha, cuidando de no mojar la herida de mi hombro, las demás, las mojare de todos modos. Salgo, me pongo un pijama y siento como si nada de esto hubiera pasado al acostarme en mi cama.

-Es hora de olvidar todo por unos segundos- susurro y cierro mis ojos, sin antes, dejar brotar una sola lágrima.

Escapando nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora