Capitulo 37

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-No te preocupes por mí. Tengo una idea.
-¿De qué hablas?
-De que tienes la oportunidad de salir de acá.

 Poco tiempo después.

Al parecer, Angie conoce muy, muy bien a este chico. Bueno, me confeso que trabajaba con él, y admito que eso me puso los pelos de punta, pero no puedo juzgarla ahora... ahora que, en pocas palabras, está salvando mi vida en cierta manera.

Me ha dado instrucciones muy claras y precisas. Tengo que seguirlas al pie de la letra, si fallo en algún aspecto, moriré. Me ha dicho que esto es un bosque, pero no en sí, es como un lote baldío, y no hay casas cerca, el pueblo más cercano está a dos kilómetros. Menciono que él me llevara ''a ver la casa'' y este horrible lugar (según describió) Pero que eso no sería lo único que haría... que me... ¡Diablos, hasta pensarlo me da coraje y las lágrimas quieren hacerse presentes! Me violaría nuevamente, y si por ''suerte'' no es así, me mataría; ya que es su especialidad.

-Recuérdalo- menciona de repente- Llevara algún tipo de arma con él; cuchillos, machetes o armas. Hare que me lleve también, así, podría darte más tiempo para que escapes.
-¿Qué?- suelto sorprendida- No, claro que no. Te estarías entregando a la muerte, Angie.
-De todos modos estoy perdida ya- esboza una sonrisa triste- Bien. Olvide decirte que hay más hombres alrededor de este lugar. No hay donde esconderse, tendrás que correr hasta que tus piernas se desintegren, si es necesario. Si te disparan, corre en zic-zac, ¿de acuerdo? Así tendrán menos oportunidad de darte.
-Pero- empiezo a decir- Tengo heridas en los pies- señalo con la mirada la soga- Exactamente donde se produce el movimiento... dolerá y dudo poder lograrlo.
-Sé que puedes hacerlo- responde firme.

La miro agradecida.

-¿Me soltara?- pregunto
-Si, quiere que sientas ''confianza''- escupe las palabras- Y creo que a mí también, así que...
-No quiero que lo hagas...
-Te he dicho que no importa, niña. Si me pasara algo, corre.
-Pero...
-Corres- me interrumpe- Da igual lo demás, en este caso tienes que preocuparte de ti, solo de ti. Estarás frita si no lo haces, Rachell.

Esquivo su mirada.
No soporto la idea de que pueda llegar a morir por mi culpa, es... intolerable.

-Bien- digo al ver su mirada, suplicando que lo digiera.
-Acomoda las manos en la soga. Ésta tan loco que creería que te querías escapar.

Obedezco. Aun con dolor, lo hago.

Mi espalda me molesta, esta base parece una piedra en todos sus sentidos.

Escucho unos pasos y me doy cuenta de que él PMD (puto-maniático-descarado (lo inventamos hace poco)). Logra revivir mis nervios, ansias y deseos juntos, causando un estrago en mi estómago, cabeza y garganta.

-Nada como mis dos amores juntos- dice entrando a la sala.

Las dos lo miramos con asco.

-Vamos, Rachell... no puedo esperar a mostrarte tu hogar- dice acercándose a mí. Miro instintivamente a Angie, la cual me hace un gesto tranquilizador- No sabes cuánto lamento no habértela enseñado antes, eso fue- agrega cortando la soga de mis manos y quitando el candado de mis piernas, junto a la soga claro- Descortés de mi parte.

Miro las heridas de mis piernas. Son peores que las de mis brazos, es horrible, en serio.

-Levántate- exige

Asiento tratando de mostrarme, ¿inofensiva? No lo sé, solo lo hice. Me siento en la orilla de la base y apoyo mis pies contra el suelo, haciendo el intento de levantarme, pero en seguida tengo que sentarme nuevamente.

Escapando nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora