Capitulo 42

156 19 31
                                    

Se lo que han de estar pensado:

''No seas estúpida, Rachell. Denúncialo''

¿Creen que no quiero? Claro que sí; deseo que ese imbécil se pudra, se muera o lo torturen dentro de un maldito cuarto bloqueado por rejas. Pero tengo miedo, él no es el único en este ''equipo'' de secuestros, vamos ¿él solo? Claramente, no. Hay más involucrados, es evidente, hasta él mismo lo había llegado a mencionar. Pero irrebatiblemente no puedo negar que no es tanto mi seguridad la que me preocupa, si no, la de todos aquellos que me rodean; Sebastián sabe cuál es mi punto débil, me lo ha demostrado.

Levanto la vista del suelo y siento como mi cabello es llevado por el viento hacia mi espalda. Noto como una chica de mi edad se acerca; linda, buen cuerpo... y bueno, a primera impresión se nota que no es una chica muy social, pero eso no quiere decir que sea antisocial, si no, un intermedio, su seguridad se nota a kilómetros de distancia. Conforme se acerca a nosotros se percata de mi presencia, por lo que a solo unos metros observo como la expresión en su rostro cambia a asco; no puedo hacer nada, tengo muy claro que me veo como una total loca de esta manera. Ella mira a George y por la tensión en su mandíbula, estoy segura de que piensa que él tiene algo que ver con mi aspecto, pero George no lo nota, se encuentra mirando nuestras manos que aún siguen entrelazadas, y cuando me doy cuenta ya la chica se ha ido.

Pestañeo varias veces para intentar ver con claridad el camino.

-Toma- dice él interrumpiendo mis pensamientos mientras su mano izquierda busca entre el bolsillo trasero de su pantalón, con su mano derecha entrelazada con la mía, y aparte de eso, dejando de lado el incómodo silencio que nos invadía desde que salimos del hospital- Pensé que te harían falta.

Miro su mano y observo como dirige algún tipo de objeto negro hacia mí.

-¡Gracias!- digo tomando los lentes- No sabes cuánto.

Él se limita a sonreírme con los labios pegados.

Me pongo estos rápidamente y de un pronto a otro ya todo es casi en 3D, es como volver a la vida... es difícil de explicar. No es lindo no poder reconocer a las personas o las cosas de largo.

-¿Y entonces?- dice metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón (yo solté la suya para poder ponerme los lentes). No lo culpo, hace frio, mucho.
-¿Entonces?- repito cruzándome de brazos.

Mi cuerpo tiembla cada 5segundos, pero no quiero hacerlo notar, conociendo a este chico se quitaría la chaqueta para entregármela, y yo no quiero eso, aunque no me haría nada mal, no quiero que tenga frio.

-¿Lista?- dice señalándome con la mirada un edificio de unos tres pisos color blanco y azul.

Lo miro y él hace lo mismo.
Su mirada logra que los pelitos de mis brazos se ericen y una sensación extraña inunda mi estómago, por lo que me obligo a esquivar la mirada rápidamente.

-Lista- afirmo en un hilo de voz.

*****

-Entonces déjeme entender- dice el hombre sentado frente a su escritorio. Sus manos se encuentran unidas sobre este y su mirada es como de un asesino en serie- Ese muchacho, ¿Sebastián? La mantuvo secuestrada, ¿no?
-Si- replico con un nudo a punto de estallar en mi garganta.
-¿Hace cuánto?- pregunta
-3 días- se adelanta a responder George, quien tiene las venas marcadas en sus músculos. Esta tan harto como yo de estas preguntas.
-¿Por eso esta tan sucia y lastimada?- dice con cierto tono de burla.

>> Maldito imbécil << pienso.

-¿Puede por un momento dejarla hablar?- reclama George fulminándolo con la mirada.

El hombre que al parecer es el comandante o como sea que lo llamen, lo mira desafiante, pero luego de unos segundos termina asintiendo, mirándome con cansancio.

-Habla de una vez- exige.

Pongo mis ojos en blanco por un segundo y lo miro.

-Pregúnteselo usted mismo- digo sin pensar.
-¿Qué?
-Pregúntele a ese idiota todo lo que hizo- digo sin quitarle la mirada-, vamos, se nota a cuadras que usted es un maldito machista, así que, ¿Qué mejor que un hombre se lo diga?

Él se levanta acomodándose el fajón que sostiene su pantalón.

-De acuerdo- accede-, pero te advierto: más te vale que no me hagas perder el tiempo.

Él nos hace una señal para que lo sigamos mientras se adentra a un pasillo. Miro a George y me regala una sonrisa que me tranquiliza, pero aun así ver a ese chico a los ojos hará que recuerde todo, lo sé, pero aun así, algo me impulso a verlo, y no sé qué fue... mis instintos nunca fallan, aunque a veces desearía que así fuera.

George va delante de mí y por obvias razones, delante de él va el hombre. George vuelve su cabeza y me mira sin detener su caminata; le sonrío de lado y esquivo su mirada.

-¿Pero que tenemos por acá?- escucho una voz masculina proveniente de otras celdas- ¡Hermosa! ¿Por qué no vienes a mi celda? Hay suficiente espacio, muñeca.

Ruedo los ojos y observo como el hombre se detiene en una de las últimas celdas.

George llega y noto como lo fulmina con la mirada. Al llegar Sebastián me mira; se encuentra sentado en una base que parece ser las camas de estos lugares. Se levanta y se acerca a la reja, apoyando sus manos para poder encorvarse.

-Vaya, vaya...- ríe- Al fin decidiste aparecerte, amorcito.
-Maldito asqueroso- espeto cruzada de brazos y sintiendo como las lágrimas comienzan a inundar mis ojos.
-No recordaba que usabas lentes, cariño- ríe por lo bajo nuevamente- Pero no te va mal, aunque si prefería ver tus heridas y poder...
-¡Te callas, maldito idiota!- grita George acercándose a su rostro- Prometo darte una golpiza hasta que quedes rendido al suelo, gran imbécil.
-Me encantaría ver que lo intentaras.
-¡Alto!- grita el hombre- Suficiente. Sebastián, necesito que me aclares algo- dice poniendo las manos en su cintura- ¿Es cierto que abusaste de ella y que mataste a la señorita Angie?

Él me mira.

-Sí.
-¿Por qué?
-Porque me dio la gana.
-¡Puto desgraciado!- dejo escapar.

Ríe

-Oh vamos- dice
-Ojala te mueras en la cárcel.

Me mira.

-No hará falta- dice sacando un arma del bolsillo de su pantalón.

Inmediatamente el comandante saca la suya y lo apunta.

-¡Suéltala!- grita
-No... no...

Lo miro estupefacta y George se acerca a mí tratando de ocultarme con su cuerpo.

-Sabes Rachell- comienza a decir- Sé que eres tan estirada que te sientes culpable hasta de tus propias heridas- ríe mirando el arma en sus manos- Mi muerte, será tu culpa también, ¿Qué piensas sobre eso?

Lo miro con los ojos como platos.

Él posiciona el arma en su cabeza.

-Esto- dice serio- Es tu culpa.

Cierro los ojos y escucho un disparo retumbar en mis oídos.
Esto no puede estar pasando, no puede.

Escapando nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora