The Hidden Senju 隠された

23

𝕽𝖊𝖌𝖗𝖊𝖘𝖔
戻る

Kirai despertó sintiendose más liviana, tal vez se debía a la platica que había tenido con su madre.

Llorar le había quitado de alguna manera parte de lo acumulado durante tanto tiempo, tal vez incluso la ducha que la Senju mayor le recomendó tomar.

Se estiró sobre la cama, feliz en parte de al fin haber disfrutado dormir en aquella suavidad tan familiar.

Lo único que le mantenía preocupada era Sasuke.

Queria decirle que se arrepentía profundamente, pero sería una mentira. Si tuviese que volver a hacerlo, definitivamente lo repetiría.

Se levantó y con pasos lentos bajó queriendo ir a la cocina, le sorprendió un poco ver a Naruto y Sasuke dormidos en el sofá, al ver el reloj cerca de la pared se dio cuenta de que eran cerca de las tres de la tarde.

Se acercó sigilosamente, miró a ambos con cuidado.

Los rasgos de Naruto y Sasuke habían madurado, se veían aún más atractivos que tiempo atrás.

El mechón que había escurrido al rostro de Sasuke provocó cierta sensación en Kirai, con delicadeza acercó su mano para apartarlo, cuando iba a cumplir su cometido, fue tomada con brusquedad por la muñeca, respingó sorprendida, si bien había podido desviarlo, no se atrevió, Sasuke se había despertado de golpe, y por el movimiento brusco, Naruto también.

—Kirai —murmuró al verla.

Sasuke la soltó rápidamente, había apretado con fuerza por accidente, ella no dijo nada, solo miró su muñeca enrojecida.

—¡Idiota! —gritó Naruto —¡La lastimaste!

—No fue a propósito —dijo Sasuke observando a la Senju, ella tenía la mirada aún puesta en su muñeca.

—No lo culpes, me acerque sin pensarlo, perdona, Sasuke —murmuró Kirai.

Sasuke se levantó y Kirai alzó la mirada dando un paso atrás, creyó que seguía enojado, él no habló, en cambio la tomó de la mano con delicadeza para dar un vistazo.

—Lo siento, se volvió un hábito hace un tiempo, no fue intencional.

—Esta bien, no pasa nada —contestó Kirai.

—¿Te duele mucho? —preguntó.

La rubia lo miró antes de negar, el azabache la miró por unos segundos directo a los ojos, luego a Naruto, ambos se miraron y de pronto pareció que recordaban algo casi al mismo tiempo.

En cuestión de segundos, Kirai estaba atrapada en medio de los dos.

—¡Oye, no es justo! ¡Acordamos que yo iba primero! —exclamó Uzumaki abrazando a Kirai por la cintura con claras intenciones de apartarla del Uchiha, Sasuke la tenía sujeta un poco más arriba de donde el ojiazul sujetaba, la cara de la fémina estaba pegada al chico, no había crecido mucho por lo que le llevaba al menos veinte centímetros.

Kirai no podía estar más roja.

¿Acaso le tenían la misma confianza que el día en que se fue? ¿Por qué parecía que estas cosas eran nuevas dinámicas entre aquellos dos y ahora ella por igual?

—¿Se murieron las últimas neuronas que te quedaban? Nunca acordamos un orden —contestó el Uchiha bufando.

—¡A qué si!

Ni Sasuke o Naruto querían ceder, Kirai no tenía ni idea de lo que pasaría.

—¡Yo invitaré la cena por dos días! —ofreció Sasuke.