Capítulo 13

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Lazy Winston

Luego de aquella pelea, pasaron tres cosas malas y cuatro cosas buenas. Empecemos por las malas.

La primera, a Tray lo suspendieron por una semana.

La segunda, a Lety también la suspendieron por una semana.

La tercera, es que yo seré la única que esté en clases sin mis amigos.

Y ahora las buenas:

A Diego también lo suspendieron.

A sus dos amigos también los suspendieron

A Tracy también.

Y ahora estábamos comiendo todos juntos en aquel bar clandestino del amigo de Tray, aquel en el cuál vine por una prueba.

—¡Por los suspendidos! —gritó Lety y chocó cervezas con Tray y con los demás.

No entiendo por qué se ven tan normales ¿Al menos pensaron en mí pobre alma solitaria cuando vuelva a clases y ellos no estén?

Olvidé eso y miré a mi hermano, ya se había acabado su jugo de manzana— ¿Quieres otro? —le pregunté.

Me dio una mirada cansada— ¿No hay otra cosa más? Estoy cansado de comer esta porquería.

Suspiré— Eso es lo único que hay Andy, y sabes que no puedes beber —le mostré mi jugo de manzana—, mira, yo tampoco puedo.

—¡Eres aburrida Lazy!

—Claro que no, tienes apenas quince años, y yo aún no soy mayor de edad —le recordé.

—¡Pues bebamos a escondidas de nuestros padres! —gritó llamando la atención de todos.

Ashton sonrió junto a los demás, excepto Tray— Así que los bebés quieren beber alcohol.

Negué repetidas veces— Oh no, no bebemos alcohol, no se preocupen.

—¡Vamos! Un pequeño sorbo no les hará daño —insistió el rubio—, te va a gustar y no querrás dejar de beber.

—No lo hará —le contestó Tray—. No la obligues a beber estas porquerías.

—¡Pero yo si quiero! —gritó mi hermano, y lo miré molesta.

—Escúchame niño, imagino que tu madre te dejó venir con nosotros porqué confía en ti, así que no lo eches a perder.

Pensé que Andy no entendería y que seguiría insistiendo, pero bajó la cabeza y cedió.

Miré al ojos grises— Gracias.

Sonrió— De nada —miró al suelo y luego levantó su mirada a mí—. ¿Podemos hablar?

Sonreí— Claro.

—A solas.

Miré a todos los demás, y se veían interesados en nuestra conversación, así que asentí y fui hacia otra mesa alejada de ellos.

Ambos nos sentamos en una de las últimas mesas, una que se encontraba en un rincón.

—Tengo que decirte algo —me miró fijamente—. Pero antes... ¿Como te fue hoy?

El Choque Arco-iris (Recién Empezando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora