El día sábado llegó de forma lenta, quizás porque, mientras uno más ansiaba algo, más lento se tornaba llegar a esto. Tenía ganas de ir a la academia.
Y, como bien tenía asumido, nuevamente fui emparejado con Kim Jongin para bailar.
El señor Lee tenía como meta del día de hoy, que todos supiésemos hacer planeos, tiradas y saltos.
Personalmente nunca había practicado ninguno como rol femenino. Sí los había guiado; la pobre de Seulgi se había llevado un par de golpes porque le daba miedo caerse. Era gracioso en su momento, pero ahora no me parecía tan divertido, mientras Kim Jongin me miraba a mi frente con su expresión neutra, probablemente pensando en cómo iba a lidiar con alguien que jamás había hecho tales actos.
Desde la posición de cero, Jongin tomó mi mano firmemente como la primera vez, y luego comenzó a recorrer la pista.
Traté de dejarme llevar, siguiendo las indicaciones que él iba marcando. Seguimos por la pista, abrazados desde cerca, casi chocando mi pecho con el suyo. Luego retrocedió, y yo avancé.
Pronto, él detuvo el paso, y aproveché la pausa para dibujar un ocho hacia delante.
El rol de guía de Jongin se superaba con solvencia y naturalidad, tratando de crear el momento perfecto para incorporar la tirada y el salto.
—¿No crees que soy algo pesado para eso? —Pregunté en voz baja, rompiendo la burbuja en la que Jongin estaba sumergido al bailar. Este me miró por un segundo.
—No.
Bueno, una buena noticia, supongo.
El torso de Jongin me indicó que ya era momento, posicionando su pie derecho hacia delante, un tanto en dirección al costado para que yo pudiese agacharme y comenzar a girar con el pie izquierdo.
Pese a que creí que sería un complemento desastre, Jongin no permitió que perdiese el equilibrio, así que me sorprendí a mí mismo cuando salió a la primera. Hasta era un poco divertido.
—¡Bien Kyungsoo! —Oí la voz de Sunkyung del otro lado del cuarto, algo que me hizo sonreír al sentirme apoyado.
—Vamos a hacerlo un par de veces más —murmuró Jongin, volviendo a enderezarse.
Le asentí sin rechistar. Tenía que dar lo mejor de mí para no quedar como un ridículo.
Sabía que Jongin manejaba una técnica quizás más sostificada que la mía, pero me resultaba interesante el tratar de comprenderla.Los intentos continuaron una y otra vez, siendo sostenido con firmeza por los fuertes brazos de Jongin mientras giraba constantemente. Pero perdí un poco la cabeza cuando él levantó hacia arriba las mangas de su camisa, dejando ver la piel dorada de sus brazos.
De alguna forma me recordaba a la canela, pero también salado. No tenía idea de lo que estaba pensando en ese punto.La última vez que había tocado a un hombre con otras intenciones había sido hacía más de un año atrás. No tenía sentido que un idiota sin perspectiva como Jongin me hiciese alterar un poco las hormonas por mostrar un poco de piel. Definitivamente estaba mal de la cabeza. Así que decidí parar.
—Necesito una pausa —dije, liberándome de su agarre.
Él no mencionó nada, si no que se centró en realizar un par de estiraciones en su lugar.
Yo tampoco intenté decir algo. Simplemente me aparté lo suficiente para poder tomar un poco de agua. También despejé las tonterías que cruzaban por mi cabeza en ese momento.
Pero una de ellas me trajo en sí nuevamente, obligándome a girar hacia Jongin otra vez.
—Oye —llamé con tono tranquilo, sin querer sonar agresivo, aunque al final fue una mezcla extraña. Jongin alzó su cabeza hacia mí poco a poco, esperando a que hablase—, perdón por lo de ayer. Lo que dijo Sehun.
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Espuma, Canela y Sal / KaiSoo
FanfictionBailar tango era uno de los hobbies favoritos de Kyungsoo, quien se vio obligado a buscar una nueva academia tras el cierre de su anterior escuela. Kim Jongin se autodenomina el mejor bailarín en el ritmo, pero todo parece perder sentido cuando no...