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Pegué un empujón a mi puerta de entrada luego de abrirla con llave, ya que a veces se trababa un poco. Por supuesto que el rostro de Jongin ante esto era demasiado gracioso.

—Dulce hogar —dije nada más entré.

—¿Dulce?

Ignoré su comentario porque definitivamente era lo que estaba esperando que dijera. Al mismo tiempo, me ocupé de quitarme las zapatillas y dejarlas a un lado.

—Dejaré esto en la cocina —mencioné rápido a Jongin al señalarle la bolsa que traía entre mis manos con unas compras de último momento que hicimos de camino a casa—. Siéntete cómodo.

—Es sorprendente cómo aquí está más frío que afuera.

—Sí, ¿no? ¿Quieres que encienda una hornalla de la cocina?

El moreno me observó por algunos segundos en silencio, quizás no entendiendo a lo que me estaba refiriendo.

—Así genera algo de calor —aclaré—; sigo sin tener calefacción.

—Como... prefieras.

Le sonreí por última vez, así me pude dirigir a encender la hornalla de la cocina pronto. Jongin siguió mis pasos por detrás, tocando mi cintura con ambas manos al llegar hasta mi lado.

—¿Quieres que lo hagamos juntos? —Pregunté.

—Sí, voy a lavarme las manos.

Con la mirada busqué dónde estaba el delantal que siempre solía usar, aunque también busqué uno extra para Jongin.

—¿Puedo guardar esto en la heladera? —Le oí decir, notando que tenía el pastel que habíamos adquirido cerca de casa.

—Sip. Oye, es todo un presupuesto celebrar navidad.

Jongin sonrió a la vez que ponía el delantal sobre sí.

—¿Puedo decirte cuál es mi obsequio?

Chisté de inmediato con mi lengua.

—No, no lo arruines —dije.

—Es que ya no aguanto, Soo.

—No, aguanta porque seguro me dejarás en vergüenza.

—Te prometo que no es excesivo.

—Permíteme dudar.

—En serio —objetó, deteniéndose para mirarme a los ojos—. Te gustará.

—Voy a encender la televisión, ¿te molesta?

Comencé a acercarme a esta en la sala, a espera de que Jongin respondiese en el camino.
Simplemente la encendía para tener ruido de fondo, ni siquiera solía ver televisión habitualmente, salvo cuando cenaba, lo cual últimamente no sucedía porque me la había pasado en la casa de Jongin.

—¿Te pondrás a ver televisión ahora?

—Claro que no. Solo quiero que esté.

—Cada vez descubro hábitos más raros en ti.

—¿Si te diste cuenta que salimos en las noticias? —Le recordé al observar el noticiero local en la pantalla—. A Naeun y Sehun les están lloviendo entrevistas por todos lados. Quedamos en tercer lugar, ¿no tendrían que llamarnos?

—Si me llegó alguna llamada de ello, la Ignoré.

Pensé por un momento antes de mirarle de una vez desde la otra sala.

—¿Te llamaron?

Jongin se hundió de hombros mientras cortaba algunos vegetales.

—Me llamaron de números privados un par de veces —contó—, pero no respondí. No tenía ganas de tomar el teléfono.

Espuma, Canela y Sal / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora