Epílogo

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Era consciente de la sonrisa boba que tenía en el rostro mientras miraba con admiración a Kyungsoo parlotear sobre quién sabe qué, pero desfilando a la vez con el torso descubierto y un bóxer nuevo de color negro que quería estrenar.

Sus labios carnosos se movían sin parar con una tenue sonrisa que decoraba su lindo rostro, pero la realidad era de que intentaba perderme en las curvas de su cadera y trasero, o el camino que dibujaba mentalmente desde su pecho a sus abdominales apenas marcados.

—Kim Jongin, te estoy hablando —la voz de Kyungsoo llamó mi atención y le sonreí más amplio al verle a los ojos.

—Sí, tienes razón. Te queda mejor el color negro —respondí casi sin pensar.

No tenía idea de si le había atinado a lo que me estaba diciendo. Simplemente fue lo primero que se me ocurrió.

—¡Lo sé! —Exclamó—. Igualmente el gris me quedaba un poco chico, es que lo compré en oferta y tenían talle único, lo cual es extraño, pero da igual, me queda bien de todas formas.

—Sí. Y sin, también te queda bien.

Kyungsoo empujó mi pierna sobre la cama y nos sonreímos con complicidad.

La relación había avanzado tanto que ya era pura costumbre el que le "piropease" todo el tiempo. A Kyungsoo le hacía gracia, y más cuando se los soltaba de repente.

—Guarda todo eso —señaló, indicándome con su cabeza el desorden que habíamos dejado la noche anterior en la mesilla de noche del hotel. Había algunos paquetes de preservativos vacíos junto con folletos del evento y alguna que otra cosa más relacionada a la estadía en el hotel.

Obedecí sin decir mucho más a la vez que pantallazos de lo ocurrido anoche llegaban a mi cabeza de nuevo. Un ligero calor en mis mejillas se aprisionó de golpe al recordarlo.

Llevábamos solo tres días en Argentina en la espera de la gran final por la cual habíamos estado preparando desde hacía un año.

Ya todo estaba en orden. Los trajes se encontraban en el armario, los zapatos en sus cajas y la meta justo en frente.

Dejé escapar un bostezo, ya que aún no nos acostumbrábamos al cambio de horario, y más sumado a que las últimas noches habían sido una locura.
Kyungsoo quería visitar cada rincón de la ciudad en cada oportunidad que tenía y no podía ignorarlo.

—Vístete pronto, que reservé para las doce —mencionó nuevamente sacándome de mi trance.

—¿Por qué reservaste en español?

La pregunta se me había ocurrido casi de forma repentina. Kyungsoo quería visitar el Teatro Colón con reserva de visita guiada, aunque había tenido la pintoresca idea de reservarla en idioma español.

—Pues tampoco es que entienda mucho el inglés, da lo mismo —comentó virando sus lindos ojos—. Además, si vamos a vivir en Argentina, tengo que acostumbrarme más al idioma.

Sonreí al oír eso. No era nada confirmado, solo una simple idea que vagaba entre los dos de vez en cuando. Aunque muy en el fondo quería hacerla realidad, pero no quería que eso implicara el obligar a Kyungsoo a dejar todo para seguir estando juntos. Quizás solo debiese esperar a que él también concluyese sus estudios, ya que le iba bien en lo que hacía y disfrutaba aprender cosas nuevas respecto a la gastronomía. A veces era divertido cocinar en casa las cosas que él aprendía.

Rato después, ambos caminábamos por las calles de la ciudad, observando gran parte de la arquitectura de la cual no podía dejar de tomar fotografías, incluyendo fotos de Kyungsoo que él no sabía que se las tomaba.

Espuma, Canela y Sal / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora