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La cabellera suave de Jongin me hacía cosquillas bajo mi mentón.

Probablemente llevábamos los últimos treinta minutos en la misma posición luego de cambiarnos al darnos un baño, dado a que ensayamos durante las horas pasadas.

Ambos nos habíamos sentado en el suelo, teniendo la cama detrás, pero Jongin había dejado apoyar su cuerpo sobre mí, escondiendo la cabeza en mi cuello. Sus piernas pasaban hasta el otro lado de las mías, como si estuviese cargándolo sobre mi regazo, salvo que él había permanecido en el suelo.

Según el reloj en la mano de Jongin, podía ver que ya eran las seis menos cuarto. Aún teníamos tiempo para llegar al evento y cambiarnos en el horario asignado antes de que sean las siete.

Sin embargo, intentaba consolar un poco más su corazón entre mis brazos.

Sus manos se ceñían sobre mi camiseta, y yo solo me dispuse a rodearlo con mi brazo, mientras con la otra mano acariciaba su mejilla.

Era un alivio que ya estuviese decidido  a bailar, había tomado la decisión correcta pese al mal momento. Pero sabía que en el fondo aún no estaba del todo ansioso por hacerlo. Aún así, estaba orgulloso de él.

—Ya es hora —solté con tono suave.

  No quería apurarle, y él lo entendió sin decir nada más.

Le dejé ponerse de pie e hice lo mismo, acomodando en el camino mis jeans que se habían arrugado un poco.

—Creo que tomé demasiada agua —mencionó rato después en la puerta del baño—. Tu consejo sirvió.

Le regalé una sonrisa de mi parte, una que él respondió apenas con la comisura de su labio, antes de entrar al baño.

Él verdaderamente era bonito.

Y me sorprendí a mí mismo pensando repentinamente en ello. Pero no me culpaba, últimamente se me hacía más común de lo normal las veces en que le admiraba así.

Me hacía preguntar de forma quisquillosa y pequeña en mi interior sobre si él hacía lo mismo conmigo. Y me daba vergüenza de solo imaginarlo.

Para cuando salió, pude notarlo un poco más seguro, como hacía unas horas antes. Traía algunos mechones de su frente mojados, probablemente porque se había lavado la cara.

No quise demorar más, así que busqué los bolsos para guardar los zapatos y nuestra ropa, y Jongin tomó los trajes en sus respectivas bolsas, y luego los colgó sobre su hombro en el momento en que abrí la puerta del cuarto al salir.

Mi corazón había comenzado a desbocarse simplemente en el momento en que nuestro taxi llegó a la salida del hotel.
Lo bueno, es que no había demasiada distancia entre este y el estadio, habiendo probablemente unos diez minutos según el mapa de mi teléfono.

Intenté visualizarme ante tantas personas, pero la simple idea aún me ponía asombrado y me daba cosquillas en el estómago. Aún así, no quería comentárselo a Jongin, ya que yo quería bromear con mi condición, sabiendo que su humor era todo lo contrario.

Seulgi se había adelantado a nosotros y decidió dejarnos a solas. Por lo que había ido con Naeun y Sehun al evento.

Me agradaba la idea de que ella se llevase mejor con Naeun, parecían comenzar una pequeña amistad pese al poco tiempo. Igual sabía que Seulgi no era alguien de muchas amigas, por alguna razón, teníamos eso en común.

Moví mis dedos mientras observaba los edificios por la ventana y, sin querer, comencé a contar la cantidad de amigos que tenía.

Mala idea.

Espuma, Canela y Sal / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora