¿Qué pasaría si Morfeo se llevara del reino de Lucifer algo que le pertenecía al dador de luz? ¿Le perdonaría por haberle robado su ultima adquisición o por el contrario el Rey de los sueños la protegería con su vida?
Aquel encuentro con ese ángel...
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Angelica descargaba un golpe, y otro y otro, Sueño se limitaba a esquivarlos o a desviarlos con ayuda de su arena, por nada del mundo quería herirla.
Esta al ver que él no atacaba se enfurecía más todavía, pensaba que la estaba considerando débil y eso solo conseguía que con cada golpe que daba aumentara la fuerza y rapidez de estos.
Los asestaba con tanta velocidad que a Morfeo ya les estaba costando esquivarlos, algunos les habían cortado parte de sus vestimentas y otros habían conseguido su propósito, cortarlo, aunque solo fuera superficial.
-¡Angelica, tienes que parar! ¡Esta no eres tú, te están controlando! ¡Recuérdame, recuerda quien eres! ¡No quiero hacerte daño!-. Gritaba el rey mientras seguía esquivando, sabía que no podía estar así siempre, tenía que pasar al ataque. Tenía que derrotarla sin hacerle daño.
Morfeo aprovecho una fisura en los ataques de Angelica y con ayuda de su bolsa de arena creó un pequeño huracán que la alejo lo suficiente para pensar en algo.
Entonces creo a 3 grandes lobos, que se lanzaron inmediatamente encima de Angie.
Esta combatió durante unos minutos con ellos, incluso uno la llego a morder en el brazo, sangrando ligeramente, pero no fue ningún impedimento para que ella siguiera con su ataque.
Morfeo no sabía qué hacer en esos momentos, estaba bloqueado, jamás pensó que tendría que atacar a Angie, jamás pensó que de entre todas las personas y seres del universo ella se acabaría convirtiendo en su enemigo.
Tenía que pensar en algo y rápido.
Durante unos segundos esta dejo de atacar y se quedo enfrente de él, mirándolo fijamente y respirando rápidamente, Morfeo notaba como esta se estaba cansando del combate cuerpo a cuerpo, podría aprovechar esa debilidad.
-¿Por qué no me atacas? ¿Por qué te quedas ahí como un bobo mirándome? ¡Atácame, golpéame!-. Le grito desesperada.
-Porque no quiero hacerte daño, eres demasiado importante para mí-.
Aquellas palabras hicieron eco en la cabeza de Angie que por un momento entro en una especie de shock donde no sabía qué hacer, era como si no fuera dueña de su propio cuerpo ni de sus propios pensamientos.
Se llevo una mano a la cabeza, un terrible dolor se había apoderado de esta.
Y Sueño se había dado cuenta de aquello.
Quizás si había una forma.
-No te ataca porque te considera que eres débil. Como todos, pero tú eres poderosa Angelica, demuéstraselo-. La voz de Lucifer hizo que todas las dudas de la rubia desaparecieran de su cabeza, teniendo otra vez las ideas más claras.
De repente la hoja de la espada de ella empezó a brillar, y a su alrededor pequeños relámpagos la rodeaban, cerró los ojos, concentrándose en aquel ataque y cuando los abrió estos eran del color de los truenos. Desplego sus grandes alas negras y con ayuda de esta cogió el suficiente impulso.
