¿Qué pasaría si Morfeo se llevara del reino de Lucifer algo que le pertenecía al dador de luz? ¿Le perdonaría por haberle robado su ultima adquisición o por el contrario el Rey de los sueños la protegería con su vida?
Aquel encuentro con ese ángel...
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Oscuridad.
Eso era lo único que Angelica podía ver, una inmensa y fría oscuridad la rodeaba por todos lados.
Aunque para su sorpresa, si que se podía ver a ella misma ya que emitía como una especie de luz ayudándola a verse aunque sea las manos.
Se giro de un lado a otro, desesperada en ver o encontrar algo o alguien, cualquier cosa que no la hiciera sentirse tan sola ahí.
El sentimiento de soledad, pérdida y abandono crecía en su pecho a cada segundo que pasaba.
-¿Angelica?-. Aquella voz.
Reconocería aquella voz entre miles.
-¿Sueño?-. Pregunto aliviada al verlo allí, parado a escasos metros de ella-¿Dónde estamos? ¿Por qué esta todo oscuro?-. Preguntaba con temor.
-Angelica, se supone que estamos dentro de tus sueños. ¿Acaso no te acuerdas de lo que pasó con tu hermana?-.
-Oh... cierto. Mejor no recordarlo-. Susurro con un atisbo de tristeza en su voz al recordar como su hermana la había lanzado por los aires y la había humillado delante de él.
-Es la primera vez donde entro en un sueño que es completamente negro, donde no se ve nada. Es realmente raro, es como si tu subconsciente estuviera... siendo bloqueado por algo-. Dijo mirando a su alrededor.
-Quiero salir de aquí. ¿Cómo puedo hacerlo?-. Dijo mientras se acercaba más a Sueño y rodeaba su brazo, de esa forma se sentía un poco mas protegida.
-Son tus sueños Angelica, tú tienes aquí el poder, yo solo soy un espectador. Eres tú la que mandas, puedes hacer y moverte como quieras. Incluso imaginarte cosas-.
-¿Y... puedo imaginar cualquier cosa y esta por arte de magia aparecerá?-. Este le asintió y ella se quedo pensativa durante unos segundos, lo que mas deseaba en aquellos momentos era una puerta para salir de ese siniestro sitio.
Y apareció.
Justo enfrente de ellos, a pocos metros una puerta roja había aparecido.
-¿Ves? Te lo dije, solo tienes que confiar un poco más en ti misma-. Le dijo Sueño sonriéndole.
Angelica puso la mano en el pomo plateado de aquella extraña puerta, y tras suspirar ambos se adentraron en los sueños de ella.
Pero lo que ninguno esperaba era que aquella puerta los llevaría a los recuerdos más escondidos de la mente de ella.
Recuerdos que ella misma se había encargado de bloquear y enterrar en lo más profundo de su ser.
De repente una luz los cegó a ambos y los recuerdos empezaron a mostrarse sin control alguno, uno detrás de otro.
