𝓓𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓽𝓪𝓻 𝓲𝓶𝓹𝓻𝓮𝓿𝓲𝓼𝓽𝓸

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Angelica se encontraba en una majestuosa habitación del reino de Morfeo, este se había encargado junto a Lucienne de curar su maltratado cuerpo y procurar que estuviera fuera de peligro.

Sueño no podía dejar de observarla desde la puerta, la visitaba al menos 3 veces al día cuando tenía algún momento de tranquilidad.

Pero lo que más le intrigaba era que a pesar de todos los intentos que había hecho por entrar en los sueños de ella, todos habían sido en vano.

-No se desespere señor, seguro que pronto despertara. Estaba demasiado herida, su cuerpo necesita descansar todo lo posible-. La dulce y calmada voz de su bibliotecaria sonó a su lado, esta observaba como su señor no dejaba de pensar en aquel ángel.

-Dime Lucienne, ¿Cómo es posible que yo, Rey de los sueño, no sea capaz de entrar en los sueños de esa chiquilla? ¿Qué clase de eterno soy si no soy capaz de realizar en lo único para lo que fui creado?-. La melancólica voz de Sueño resonaba por toda la estancia. Se sentía una decepción y un ser patético ante aquella situación.

-No diga eso, mi señor. Usted es extraordinario, seguro que lo conseguirá. Solo nos queda esperar a que despierte y ella, te dirá las respuestas a tus preguntas. Ahora, debería de descansar, si me disculpa-. Lucienne realizo una breve reverencia y se marcho de allí dejando a su señor con el ángel.

-No puedo descansar, no hasta que mi reino este tan hermoso como antaño-. Susurro aun sabiendo que ella ya no lo podía escuchar.

Su corazón se estrujaba cuando recordaba todo lo que le había pasado a su querido reino solo por los deseos codiciosos de un simple humano.

Todavía le quedaba demasiado por hacer.

Sueño se quedo ahí, de pie, enfrente de la cama analizando la situación en la que se había metido por culpa del blando corazón del cuervo.

Se acerco a ella un poco más, observo como las heridas de su cara ya casi habían sanado, la marca de su cuello apenas era visible y el color rosa ya le estaba adornando las mejillas.

-Dime ángel, ¿Qué es lo que estas soñando?-Preguntó en voz alta-¿Y porque yo, el rey de este mundo no puedo adentrarme en él? ¿Qué escondes?-. Dijo mientras acercaba su rostro al de ella, tanto que las puntas de sus narices casi se tocan, Morfeo podía sentir en su boca el respirar de ella.

Observo sus largas pestañas, su piel pálida, su pelo despeinado por toda la almohada, sus labios carnosos...

Sin duda aluna, Sueño estaba convencido de que era uno de los seres más hermosos que había visto nunca.

Entonces, sucedió.

El ángel despertó.

Morfeo estaba tan ensimismado en sus pensamientos mientras la miraba que no se dio cuenta cuando unos grandes ojos del color del cielo lo miraban con curiosidad.

-Hola-. Una dulce voz salió de sus labios.

Este al darse cuenta de lo que había pasado, reacciono y se aparto rápidamente de ella, jamás se habría imaginado que ella despertaría justo en ese momento y que lo pillaría en aquella situación.

Se sentía un poco avergonzado e incluso nervioso por la mirada de ella.

-¿D-donde estoy? ¿Acaso he muerto?-. Preguntó mientras miraba a su alrededor y analizaba la habitación, y junto a ella a la persona que tenia al lado.

Le resultaba familiar, pero no sabía donde lo había visto antes.

-¿Y quién eres tú? ¿Tú me has traído aquí?-. Dijo clavando su mirada en Morfeo, incomodándolo.

-Haces demasiada preguntas, ángel-.

-Creo que es normal que se pregunte cuando te encuentras en un sitio desconocido junto a alguien que no conoces ¿no? Contéstame ahora ¿Dónde estoy?-. Volvió a insistir.

-Estas en mi reino, yo doy el Rey de los sueños. Yo te he traído hasta aquí pero dime ¿Por qué no me temes?-.

-Entonces eres... ¿Morfeo? Había escuchado de ti, pero nunca te había visto. No lo sé, quizás es porque no percibo ninguna clase de maldad que provenga de ti, en cuanto te he mirado a los ojos he sabido que tu corazón no tiene malas intenciones, conmigo ni con nadie. Eres alguien inofensivo para mí-. Aquellas palabras resonaron en la mente de Morfeo y llego hasta su frio corazón, sin duda no se esperaba aquello.

Hacía mucho que nadie le decía algo como eso, casi siempre todos le decían que era frio, egocéntrico y que solo pensaba en sí mismo.

-¿Cómo osas, niña insolente, a mí, el Rey de los sueños a llamarme inofensivo? Debería de castigarte por tal acto de insulto-. El tono de voz de Morfeo se había vuelto más severo y poderoso, aquello hizo que la piel de Angelica se erizara y que en el fondo de su ser sintiera todo el poder que Sueño tenia.

-No me digas niña insolente, tengo un nombre, me llamo Angelica, hija de Dios y guerrera de las Valquirias-. Aquello sorprendió a Sueño, ¿Cómo era posible que alguien tan importante como ella para dios acabara en el mismísimo Infierno?

-¿Las Valquirias? ¿Las guardianas reales del mismísimo creador? ¿Cómo es posible que alguien de tu estatus acabara en el infierno, junto a Lucifer y siendo torturada hasta casi la muerte?-.

-Yo... fui traicionada por los míos, ellos... me vendieron como un juguete al mismísimo diablo-. Esa confesión dejo atónito a Sueño, nunca se imagino que en el cielo pasaran esas cosas.

-Pensaba que en el reino de Dios, todo era perfecto. Parece que me equivocaba-.

-¿Perfecto? Ja, allí todos son unos hipócritas que se mueven por sus propios intereses, no existe algo como la amistad, el amor... Es demasiado triste-. Dijo ella mientras que con todas sus fuerzas se sentaba en la cama, todavía podía sentir todo su cuerpo adolorido.

-Todos, nos movemos por nuestros propios intereses, hasta el ángel mas bueno tiene sus secretos y ambiciones. Incluso yo lo hago a veces-.

-¿Entonces... porque me has salvado? ¿Qué te traerá bueno el que me hayas sacado de allí? ¿Dinero, poder... o tal vez... soledad?-.

-¿A qué te refieres con eso?-. Pregunto intrigado el moreno.

-Sabes desde el primero momento en que te he mirado, lo he visto. He visto tu corazón, que aunque parezca frio y sin amor, anhela compañía, amistad... amor. El que me hayas salvado solo ha sido una acción justificada para reparar tu roto corazón-.

-No voy a permitir que sigas hablando de lo que no sabes, no me conoces, no sabes que o como soy. Así que te ordeno que pares si no quieres que te mande de vuelta con Lucifer-. Ordeno con furia Sueño.

No quería admitirlo, pero Angelica había dado en la herida de su corazón, se sentía solo desde hace mucho tiempo, anhelaba alguien con quien compartir momentos, alguien que lo apoyara, que le diera calidez cuando su alma tenia frio y pensó que quizás, ella le podría dar eso.

-Tú lo sabes y yo también Morfeo, este encuentro estaba predestinado. Tenía que pasar en cualquier momento, ahora el resto recae en ambos. En si lo cogemos o lo dejamos ir. No importa todas las veces que lo intentes esconder o anular, nuestras almas están conectadas-.

-¿Nuestras almas conectadas? Quién sabe, eso lo comprobaremos con el tiempo-.

ɢᴜᴀʀᴅɪᴀɴᴀ ᴅᴇ ʟᴏs sᴜᴇɴ̃ᴏs「𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙙𝙢𝙖𝙣」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora