𝓥𝓲𝓼𝓲𝓽𝓪 𝓲𝓷𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓭𝓪

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Varios días habían pasado desde lo ocurrido en el mundo de los humanos, días donde Sueño había estado ignorando y evitando por completo a ella, cada vez que se la cruzaba se hacia el tonto o cambiaba de camino cuando se la cruzaba.

No quería admitirlo, sabía que Angelica se estaba adentrando en su frio corazón y quería evitarlo. Y esta se había dado cuenta del comportamiento de este, no era tonta y sabia que algo estaba pasando.

Se encontraba a las afueras del palacio, en un pequeño jardín al que iba cuando necesitaba relajarse o estar con sus propios pensamientos. Aquel era su lugar seguro en el reino.

-Ver para creer. Así que los rumores eran ciertos, mi querida hermanita viviendo con el mismísimo rey de los sueños. Sabes muy bien con quien juntarte eh-. La cara de Angelica palideció cuando escucho aquella voz, el corazón se le paro y las manos le temblaban.

-¿Anaite? ¿Q-que haces tu aquí? ¿Cómo has entrado?-. Pregunto con temor. Ante ella una imponente mujer de largo y rizado pelo negro la observaba, esta poseía unas enormes alas blancas con reflejos dorados, sus ojos del mismo color la miraban de arriba abajo.

-¿Así es como recibes a tu querida hermana? Me esperaba una mejor bienvenida, aunque claro, ambas sabemos que nunca nos caíamos en gracia. Resulta que un pajarito me ha dicho que te vieron en el mundo de los humano y en compañía del soberano de este reino-. Decía con tono despectivo mientras arrancaba una rosa de color blanco y la tiraba después de olerla.

-¿Qué es lo que quieres hermana? Os deshicisteis de mí, conseguiste tu propósito, así que déjame en paz. Solo quiero vivir tranquila, no quiero problemas-. Decía mirándola con seriedad.

-¿Esas son formas de hablarle a tu hermana mayor? ¿Acaso Padre no te enseño educación, ángel patético?-.

-Tú y el resto de ellas dejasteis de ser mis hermanas en el momento que consentisteis que Lucifer me llevara con ella. Os suplique de rodillas y ninguna hizo nada, os quedasteis ahí mirando. Ahora mi familia y hogar son estos, y te aconsejo que te vayas antes de que Sueño llegue y vea que has entrado en su reino sin su permiso-.

-¿Crees que le tengo miedo a ese reinucho? Te olvidas de con quién hablas, yo soy Anaite, la más fuerte de las Valquirias-. Decía con aires de superioridad, mirando a Angelica por encima del hombro.

-Pues deberías. ¿Cómo osas a entrar en mi reino sin mi permiso? Estas incumpliendo una de las reglas mas importantes-. De repente la voz de Sueño se escucho detrás de ambas, ella sonrió aliviada al verlo allí.

-Morfeo, rey de los sueños. Es todo un placer verlo de nuevo, se le ve bien-. Dijo coqueta haciendo una reverencia.

-No puedo decir lo mismo, no es de agrado recibir visitas sin antes avisar puede ser... un estorbo indeseable-. Aquellas palabras hicieron que Anaite temblara de rabia.

Ella sabía que era poderosa, demasiado, pero no se podía poner al nivel de un Eterno, seria cavar su propia tumba.

Era una batalla perdida y lo más sensato era marcharse de allí sin provocar la ira de él.

-De acuerdo, me iré, no quiero problemas. Pero dime, Rey de los sueños, ¿acaso mi patética hermana te ha contado el pecado que cometió? ¿Aquello que la envió directamente con Lucifer?-. Aquella pregunta despertó inmediatamente el alma curiosa que Sueño poseía, desde el momento en que salvo a Angelica se preguntaba qué es lo que ella había hecho para acabar allí, pero consideraba una descortesía preguntarle directamente.

ɢᴜᴀʀᴅɪᴀɴᴀ ᴅᴇ ʟᴏs sᴜᴇɴ̃ᴏs「𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙙𝙢𝙖𝙣」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora