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Cuando mis ojos se posaron en él, supe que me estaba atacando.

Podía jurar lo que sea, a que ese tipo imaginaba mil maneras de hacerme suyo en cualquier aspecto. Dios, hasta su postura lo delataba.

Sabía que el intentar solucionar los problemas de mi hermano por mi mismo había sido una mala idea. Pero tarde me di cuenta de ello.

Sehun había sido cómplice de demasiadas mierdas. Deber una deuda impagable y ser amenazado de muerte por ello era una de esas.
Simplemente quería hacer entrar en razón a quien sea que debiese dinero de pagarselo en más tiempo.
Sí, Sehun era un idiota, pero aún así seguía siendo mi hermano.

Aunque yo era demasiado consciente de que tendría que vender mi alma al diablo para conseguir el dinero, pero era mejor que perder a la única familia que tenía. Después de todo, aún me tortura día a día las palabras juradas a mi padre sobre proteger a mi único hermano, como buen hermano mayor.
Al menos esa promesa si la cumpliría.

Decidí no mencionarle nada a Sehun porque de alguna forma u otra estaba seguro de que lo arruinaría todo en cuestión de segundos. Así que me empeñé en buscar al tipo que quería terminar con la deuda de una vez por todas, porque estaba seguro de que Sehun intentaría escapar, lo encontrarían y lo matarían.

No iba a permitir eso.

Jongin había escuchado que se llamaba. Con solo unos veintiséis años ya dirigía una mafia entera y tenía lo que quisiera en un solo chasquido. O al menos eso había escuchado.

No es como que supiera exactamente qué hacer para pagarle, pero si me pedía que le lamiera los zapatos, definitivamente iba a hacerlo.

Ahora mismo lo tenía justo en frente mío, quemandome indirectamente con aquella mirada oscura. Deseaba tanto escurrirme de allí, pero no podía perder lo único que tenía.

—¿Eres el hermano de aquel alto, verdad? —Le oí murmurar una vez estuvimos a solas en lo que parecía una especie de oficina con luces tenues, un escritorio que tenía uno que otro accesorio y una pequeña vidriera de licores a la cual el moreno se acercó para servirse algo en un shot.

—Sí.

Realmente no es como si pudiese decir más. No tenía idea de quién era el tipo de en frente, pero intentaba no dejarme intimidar por este, aunque claramente lo estaba logrando.

—Esa mierda tiene las horas contadas —soltó.

Le observé tomar un trago de aquello que supuse era algo bastante fuerte.

—Esa mierda es mi hermano.

—Y esa mierda se cree que puede estafarme —se acercó por encima del escritorio para murmurar esto frente a mi rostro, tensionándome en solo segundos.

—Él va a pagarte todo, solo necesita más tiempo —comenté sin quitar mi mirada de la suya.

—Tuvo el tiempo suficiente y si yo le di en tiempo y forma lo que requirió, él debería hacer lo mismo. ¿No te parece justo?

Seguía dando tragos a aquella bebida una vez se sentó contra el respaldo de la silla y encendió un cigarro rápidamente para llevarlo a su boca.

—Y para peor —dijo y. sonrió ladinamente—, ¿sabes en qué se lo ha gastado? En el casino y perdió todo. Tiene un serio problema con las apuestas y en este caso, ha apostado su vida. El que avisa no traiciona, lindura.

Tragué saliva algo nervioso y mis piernas comenzaron a temblar, por lo que me vi obligado a sentarme frente suyo.

—Vamos a pagarte todo, lo aseguro —fue lo único que atiné a decir.

Love Shot / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora