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  Mi adicción a los besos de Jongin había ido en aumento desde la primera vez que lo hicimos. En tan solo días había aprendido el arte de sus besos y se sentía de maravilla poder expresarlo con más libertad que antes. Después de todo ya no sentía la misma vergüenza de un comienzo y Jongin me había llenado de fuerza y seguridad.

Descansaba entre sus piernas mientras él revisaba archivos en su escritorio y podía oír el latir de su corazón por mi cabeza reposada en su pecho.
Bajo sus brazos me sentía protegido y cálido. Había pasado un buen tiempo desde que me sentí así por última vez.

Jongin besaba mi cabello de vez en cuando y se sentía como una caricia llena de ternura sobre mi.
Me incorporé un poco y comencé a acariciar su cabello mientras admiraba de cerca el perfil de su rostro. Él seguía con la mirada fija en aquellos papeles y con una expresión tranquila.

Fueron solo cuestión de segundos para que volteara y dejara un dulce beso en mi boca. No podía evitar sonreír por su arrebato.

Jongin era un tipo rudo, pero también era tan dulce como la miel. La manera en la que tomaba mi mano era encantadora y sorprendentemente cálida.

—Quiero llevarte a un lado —susurró cerca de mi oído.

Le sonreí levemente y asentí antes de que me ayudara a levantarme de su regazo.

Jongin tenía una espalda ancha que hacía resaltar todo su traje oscuro desde atrás. Me había acostumbrado tanto a verlo que con sólo ver su espalda, ya podía reconocerlo a lo lejos.

—¿Te has cambiado el perfume? —Le pregunté, dado a que percibía un aroma diferente desde que lo había visto en la noche.

—¿Te diste cuenta? —Sonrió.

—Me gusta.

Le devolví el gesto.

Jongin me condujo de su mano hacia unas escaleras de las cuales jamás había visto en la casa y de inmediato me llené de curiosidad por ello.
Cuando finalmente llegamos al final de estas, una puerta llevaba hacia lo que supuse era la terraza de la casa.

Nunca había estado en este lugar, porque prácticamente todo el tiempo estaba pegado a Jongin y él nunca venía hacia esta parte.
Cerré la puerta detrás mío y me acerqué hacia Jongin quien aguardaba en el centro.

La luna era lo único que alumbraba en ese momento, pero era más que suficiente para poder vernos a la cara.

—No hemos vuelto a hablar de ello.

La mirada de Jongin era seria. Sabía que se estaba refiriendo a nuestra primera vez, porque no volvimos a mencionar el momento ni a hacerlo de nuevo. Solamente nos habíamos acercado más entre nosotros.

—Soy lo suficientemente consciente para saber que no ha sido cosa de una noche. Por eso te lo menciono, sino me hubiese olvidado de ello... —Frunció el ceño—. Y no puedo hacerlo.

En ese momento estaba seguro de poder oír los latidos de mi corazón por sobre mi pecho. Temía de que él también fuera capaz de oírlos.
Sin embargo seguía tan tranquilo que me incomodaba.

—Fue increíble —solté algo nervioso. Sentía la sangre hervir en mi rostro y el zumbido constante en mis oídos.

—Fue tu primera vez.

—Pero estuvo bastante bien —le confesé y mantuve mi mirada en la suya—. ¿Hice algo malo?

De repente podía sentir venir mil ideas a mi cabeza sobre lo sucedido esa noche, ya que al día siguiente las cosas siguieron normales como jefe y asistente. No tocamos el tema.
¿Y si había hecho algo mal?

Love Shot / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora