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  Le di un trago al whisky que Jongin llevaba en su mano. Ninguno de los dos se había terminado de acostumbrar al nuevo edificio de Yifan.

Luego de apropiarse de todas las cuentas de Junmyeon tras su caída, en menos de 3 semanas ya había conseguido un lugar nuevo.
A decir verdad y para sorpresa de todos, él siempre confiaba con un as bajo la manga. Además de Jongin.

Si Jongin ya era una bestia para los negocios y Kris excelente para tácticas y combates, ambos eran dinamita juntos.

Para entonces la mayoría de clanes, desde los más altos hasta los más bajos se habían enterado de la retirada de Jongin. A algunos la idea les cayó bien, a otros no.
Pero a Jongin no le importaba y al haber aceptado la propuesta de Kris, decidió ser neutral frente a los demás jefes.

Era la primera vez después de lo sucedido con Junmyeon que regresaba a algún edificio de una mafia.
Definitivamente esta no era como la casa de Jongin, pero sí mucho más sofisticada. Además de que solo era un edificio para los negocios. Kris quiso seguir residiendo en su propia casa y atribuyó que el edificio no sería un hotel, sino un cuartel.

JongIn acariciaba mi cintura mientras repartía húmedos besos en mi cuello, aprovechando que al estar sentado en su regazo, tenía más acceso.

Aprecié con la mirada y el tacto el posabrazos de aquel sillón de terciopelo rojo. El mismo tenía algunos detalles en dorado que hacían juego.

Llevabamos bebiendo de a pequeños sorbos del mismo vaso en aquel bar del edificio, mientras hablábamos del lugar y como todo era tan distinto, desde la decoración, hasta las luces.

—Extraño la mesa de billar —le comenté, dejando el vaso en la pequeña mesa ratona de vidrio que tenía delante.

—¿Quieres que ponga una aquí? —Su voz ronca provocó una sonrisa en mi boca y volteé a mirarlo.

—¿Ahora tú decides?

-Claro —Jongin sonrió, a lo que me atreví a darle sin fuerza con mi puño en su brazo. Él se carcajeó y besó mi mejilla—. Quiero hacerte el amor en la mesa de billar.

Realmente Jongin no perdía el tiempo, ni si quiera en su propio trabajo.

—Me encantaría.

—Pero a mí no. 

La voz de Yifan me sorprendió por detrás e inmediatamente me separé de Jongin. Aunque no sé por qué lo hice, era mi novio al fin y al cabo.

—Eres un envidioso. —Rio Jongin para llevar una de sus manos a mis muslos, mientras le sonreía a Kris.

—Soy decente —contestó, sirviéndose una copa de alguna bebida en la estantería.

—¿Decente como lo que le hiciste a Kyungsoo? —Pude percibir el veneno en el tono de Jongin. Sabía que hablaba del incidente en el baño meses atrás.

—¿Quieres hablar de eso ahora?

JongIn lo miró por un momento con cierto recelo, pero luego volteó y besó mi boca con demasiada obsesión, introduciendo su lengua en la mía acompañada de movimientos obscenos.

—¿No quieres cogértelo en otro lado?

—¿Qué tal aquí? ¿Quieres ver?

Me alejé de Jongin entre sus risas, mientras este intentaba retenerme de que me levantase de sus piernas.

—Kyungsoo, no me molesta que estés aquí —murmuró Kris—, pero si evitas que se distraiga contigo, me harías un favor.

Me reí ante ello y terminé por arrebatarle el cigarro que traía entre sus dedos.

Love Shot / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora