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Con cierta pesadez fue que mis párpados comenzaron a abrirse esa mañana.
Removí mi cuerpo un poco, acurrucándome más en mi lugar. Podía percibir un aroma agradable y totalmente dulce.

Sin embargo, me sorprendí al estar a simples pocos centímetros del rostro de Jongin. Analicé mejor la situación y pude percatarme de mis brazos en su cintura, rodeándolo, al igual que los suyos sobre mi. Nuestras piernas también estaban enredadas entre sí y lo comprobé al acariciar los pies de Jongin con los míos.
No recordaba haberme acercado tanto a él anoche, aunque estaba tan cómodo que no tenía tantas ganas de apartarme de repente.

Un curioso rayo de sol besaba parte de su rostro y de alguna forma se veía muy bonito. Simplemente era Jongin, una persona fuera de sus trajes caros.
Su respiración tranquila me hacía cosquillas en la mejilla y provocaba que mi mirada fuera a parar a sus rojizos labios abultados.
Una idea loca pasó por mi cabeza con besarlos un poco. Solo un poco.
Logré acercarme los pequeños centímetros que nos apartaban, pero dudé al último segundo y me quedé estático.

¿Y si despertaba y se molestaba? Aunque besaba todo el tiempo a Jongin, así que no debería importarle.

¿Y si era de esas personas que se levantaban de mal humor y me regañaba?

—¿Por qué la piensas tanto, mierda? —De repente, la voz de Jongin me sorprendió y, antes de que pudiese decir algo, posó una de sus manos en mi cabeza y juntó sus labios con los míos.

Lo recibí gustoso entre mi boca y comencé a juguetear con su labio inferior antes de recibir la primera mordida de sus dientes en el mío. Lamió con dulzura la zona y volvió al ataque pecaminoso de su lengua húmeda contra la mía.

Besaba con fiereza, mientras aprisionaba su anatomía con mi cuerpo, tomándome cuál enredadera con sus extremidades.

En solo cuestión de segundos lo tuve sentado entre mis piernas a la vez que dejaba deliciosos caminos húmedos en mi cuello, como si de un dulce ósculo se tratara.

Colé una de mis manos en su delicada cintura y acaricié el recorrido de esta hasta sus costillas, pasando las yemas de mis dedos por cada una de ellas. Jongin tomó aquello como permiso, ya que inmediatamente luego, presionaba sus caderas con la mía en rápidos vaivenes que me obligaron a levantarlas hacia él.

Jongin volvió a atacar mis labios por última vez y luego se apartó para fijar sus ojos en los míos con su boca entreabierta que dejaba escapar ligeros suspiros.

—Quiero ser el único que muerda tu boca.

Su confesión me tomó por sorpresa. Jongin no era de decirme nada cada vez que nos besábamos, más bien era como un ritual silencioso. Pero esta vez lo sentí distinto, como cuando confesó que quería morder mi cuello.

Vaya, a este tipo le gustaba morder cosas.

—¿Quieres que te quite lo virgen? —Sonrió de lado, casi de forma burlona.

—Creo que aprecio mi virginidad.

—¿Me vas a torturar así? —Se acercó hasta mis labios para susurrar aquello, poniéndome a mil.

Jongin rozó su miembro con el mío por unos momentos, pero no lo aparté. Se sentía increíblemente delicioso.
Se detuvo un rato para observarme entre medio de jadeos por la falta de aire y mis pulsaciones erráticas.
Poco a poco lo sentí frotarse con más intensidad sobre mí, presionando su dureza contra la mía y obligándome a esbozar pequeños jadeos que nunca creí capaz de hacer.

Una de sus manos quiso meterse bajo mis pantalones, pero lo detuve en seco. Aún no me sentía demasiado cómodo al tener que estar sin ropa frente a alguien.
Jongin lo comprendió y subió sus manos para acariciar mis mejillas y cabello con una sonrisa traviesa. Acabó por quitar su propia remera de en medio y admiré su trabajado abdomen bajo los finos rayos de sol que se colaban por la ventana. Pude observar un pequeño tatuaje en su costilla derecha el cual decía "tell me what you want" (*). Tragué saliva. Era muy sexy.

Love Shot / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora