XXXVIII. El día que nazca.

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[ I ]

Desde la primera vez que ví la luz desde un agujero

y abrí los ojos cubierta de sangre, llorando al mundo

sin tener idea de lo que era verano
o invierno,

sin saber qué era un lunes
o un veintiséis de enero,

conocí la existencia, algo tan profundo, tan absurdo

que yo nunca entendí, se su nombre
y nada más que eso.

[ II ]

Entonces me pusieron un nombre
y trazaron un camino

y caminé, escalé, corrí, lloré,
me hice y deshice;

nunca hubo profecías, tampoco metas ni un destino,

solo el gran «quizás», el «si hubiera»
y el «debí decirlo»...

Quise bailar, quise dibujar,
quise doblar.
Yo siempre quise,

pero nunca lo suficiente
como para poder cumplirlo.

[ III ]

Ahora todo lo que soñé son gotas más de un aguacero

que se condensa en las nubes azules
de un cielo mudo

y vuelve a caer para estrellarse
con el áspero suelo

que repite que la vida no es más
que un extraño juego,

donde todos compiten por ser más desdichado o suertudo

mientras yo sigo quedándome atrapada en este miedo.


Agosto 22, 2022.

Mariposas de Sueño y Café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora