LXXII. Promételo.

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Más que una afirmación, admito que esperaba una promesa

un pacto, un juramento, un compromiso

porque sabemos que tus afirmaciones son ligeras

y fáciles de romper, así como un papel que se jala de ambos extremos

te es sencillo removerlas, casi sin ningún esfuerzo.

Mientras más se extiende el tiempo, más impredecible eres

o quizás eres más predecible con el paso del mismo

porque cada vez que quedamos en volver a vernos

tengo que prepararme para no hacerlo, estar lista

para que no duela cuando me digas  «hoy ya no»

y a riesgo de sonar victimista, puedo decir que estoy acostumbrada a esto.

No quiero caer en la subjetividad del Siempre y del Nunca,

del siempre todos me dejan mal

y nunca a nadie le importa lo que siento,

no quiero ser esa persona,

no quiero creer que cada visitante que viene a mi vida

lo hace para abrirme las mismas heridas

sobre cicatrices que llevan nombres olvidados.

Pero una vez dicho esto, quisiera preguntarte

¿Cómo te creo?

¿Cómo dejo de creer que no te estoy creyendo?

Si una parte de mí quiere creer que no estás mintiendo.

¿Cómo hago para no aferrarme?

¿Cómo hago para soltarte

si no soporto la idea de tenerte lejos?

Dijiste que volveríamos a vernos,

solo eso salió de tus labios, fue todo lo que hiciste

porque eso es lo que sabes hacer: decir,

lo dijiste, pero incluso cuando te lo pedí

tú no lo prometiste.


Abril 13, 2023. 

Mariposas de Sueño y Café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora