Capitulo 14: Frío

207 30 1
                                    

Esta vez despertó de golpe. No estaba atado y estaba en una cama. Pero solo estaba con una camisa gris que más bien parecía una bata en vez de camisa.

Su respiración era pesada. Y sus manos y pies los sentía helados.

Se sentó en medio de esas cama y vio alrededor. No era una habitación grande pero tampoco se podría considerar pequeña, las paredes con un blanco lo cual le hizo recordar a un hospital. Había dos mesitas de noche, un armario y dos puertas. Supuso que una era la salida del cuarto y la otra un baño.

—Veo que ya despertaste—Dazai acabada de entrar a la habitación—Habías dormido más de lo que tenía previsto—Se acercó más a el peli-negro— Me tomé la libertad de cambiarte a una ropa más cómoda.

—¿Más cómoda para ti o para mí?—Pregunto con cierto tono de molestia en su voz. Estar solo con una camisa hasta los muslos no era cómodo, para nada cómodo y mucho menos con alguien que te comía con la mirada.

—Para ambos—Respondió—Creo que se te ve bien—Dijo con una sonrisa viendo a los muslos descubiertos del contrario.

Agarró la sabana que estaba en esa cama y se cubrió. Aunque la sabana no hacía mucho porque era fina, solo servía como un consuelo para el.

—No te de pena, recuerda que yo fui quien te cambie—Le recordó.

El solo apretó más la sabana, era verdad, había estado a la merced del castaño no sabe por cuánto tiempo exactamente y solo Dios sabrá que le habría echo.

—No trates de escapar o sufrirás las consecuencias—Amenazo— No quiero tratarte mal, claro que no. Pero si me veo en la obligación de hacerlo lo haré—Se monto en la cama y empezó a gatear hacía el mayor— Además quiero que me obedezcas por las buenas. Que podamos tener una relación, una hermosa relación tu y yo.

Se echaba para atrás tratando de alejarse de Dazai hasta que chocó con el borde de la cama.

—Una relación normal, ¿Vale?

—Me secuestras te—Señalo molesto el ruso.

—¿Y? Eso no tiene nada que ver, solo me salte las cosas que se hacen antes de mudarse juntos—Explico, ahora se encontraba recostado a el borde de la cama junto a el peli-negro—No te tienes que asustar ¿Si?

Hubo un silencio después de eso.

Oculto su rostro en sus piernas tratando de no enfrentar los sentimientos que estaba sintiendo ahora, odio y miedo. No los quería sentir, quería desaparecer. Pero en realidad no quería sentir nada en absoluto.

—Neh, había algo que quería hacer contigo hace tiempo—Hablo de repente el castaño pasando su mano por la espalda del contrario.

—No, aleja tus manos de mí—Aparto la mano del contrario de un solo manotazo.

El castaño solo se sobo la mano—Bueno, lo que quiero hacer tiene que tener el consentimiento de ambos—Se resigno—Pero algo que si no me vas a negar es un beso ¿Verdad?—Levantó el mentón del pelí-negro para que lo viera a los ojos— Solo un beso y luego me iré ¿Vale?

No le dio tiempo de responder cuando el castaño ya tenía los labios  sobre los suyos, moviéndose con delicadeza como si el en cualquier momento se fuera a romper. Pero a pesar de eso no correspondió, a diferencia que sea lo que sea que Dazai estaba sintiendo al besarle, el lo que sentía era asco, repugnancia hacia el castaño.

Poso sus manos en los hombros del menor inconcientemente.

El por otra parte agarró las mejillas del pelí-negro para profundizar eso que se había vuelto tan adictivo para el. Un beso que al principio fue delicado se fue convirtiendo en una más hambriento por su parte. Sintió como las manos de Fyodor apretaban sus hombros en una señal de incomodidad.

—¿Te cansaste tan rápido?—Pregunto con una sonrisa, estaba contento, al menos el ruso no lo había apartado a golpes como lo tenía previsto. El ojos lila por otra parte tenía una mirada sombría, aunque no lo había apartado de manera violenta se notaba que no le había agradado ese contacto—Con el tiempo te acostumbraras, estoy seguro.

Sin más que decir se levantó de la cama. Y se despidió, salió de esa habitación dejando a el peli-negro solo.

Cuando el castaño se fue empezó a revisar todo el lugar para ver si encontraba algo útil, pero no encontró nada. Se sentía inútil por no poder hacer nada.

Volvió a la cama ya que ambas puertas estaban cerradas. La sabana que se encontraba en la cama era muy fina como para darle calor y lo que el había empezado a sentir era más frío que antes.

En realidad le sorprendió que el castaño solo lo obligará a un beso, pensó que llegaría a más pero no lo hizo, lo cual agradecía internamente. Pero claro que las cosas no venían gratis.

En esa habitación no había ventana por lo tanto no podía saber si era de día o de noche. Lo cual de cierta manera le causaba más estrés.












En realidad no me gustó mucho este  capitulo y no me termina de convencer, pero trate de hacerlo lo mejor que podía.

Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora