Capitulo 23: Rencuentro

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Se vio a el espejo.

Su pelo había vuelto a crecer ¿Debería volver a cortarlo?

Agarró un mechón y lo vio.

No lo tenía tan largo como antes pero aun asi estaba largo.

Se lo cortaría mañana. Después de su turno, se había acostumbrado a tenerlo corto después de todo.

Un año había pasado desde que escapó. Al final nunca llamo a nadie, decidió que si iba a desaparecer lo haría completamente.

Se había acostumbrado a este pueblo.

Elena se había vuelto una amiga muy preciada.

Todo era lindo, tranquilo y eso era lo que le preocupaba.

¿En serio no iba a saber más del castaño?

Eso era lo que le preocupaba.

Pero tenía que tratar de ignorarlo para concentrarse en su trabajo.

Estaba limpiando unas meses y encontró una nota. La iba a botar, pero se dio cuenta que no era una servilleta.
Lo abrió, después de todo tenía curiosidad.

Que grave error cometió.

“Te encontré”

Conocía esa forma de escribir, eso no era tinta roja.

Sintió su sangre helarse.

Había estaba atendiendo las mesas todo el día, no había visto a Dazai por ningún lado.

No, no, no y no.

¿Por qué otra vez notas?

Vio a su alrededor. No había nadie sospechoso, no había nadie de pelo castaño. Eso solo lo estreso más.

Tal vez solo fue casualidad este encuentro. Tal vez no sabía en donde vivía. Si, eso era posible.

Tenía que ir a la casa. Buscar las cosas, dinero y se volvería a ir. Había reunido por si esto llegaba a pasar. Estaba vez iría a otro pueblo y compraría un boleto de avión.

—Lo siento, pero hoy no podré terminar mi turno, salió un asunto urgente. Nos vemos mañana—Se despidió sin más. No importa si los despedían.

Agarro su bolso y la bicicleta. Manejo de manera rápida a la casa.

Tal vez solo era una falsa alarma. Pero igual no quería volver a ese infierno.

Llego a la casa y la puerta estaba abierta.

“Adivina quien vino a visitarte”

Corrió rápido hacía adentro de la casa. Elena nunca dejaba la puerta abierta. Ella siempre decía que eso no se podía hacer.

Estaba sudando frío. ¿Dazai no estaba en la casa, verdad? Elena estaba bien ¿Verdad? No quería que nadie saliera lastimado por su culpa.

Entro a la casa. No llamo ni nada, no quería que supieran qué había llegado.

Fue ala sala, no había nadie... Pero un jarrón estaba roto en el suelo y los muebles estaban movidos.

NO. No era posible.

Iba a ir a la cocina en silencio. Tal vez Elena solo se había tropezado.

Entro a la cocina y vio la mano de alguien en el suelo. Estaba acostada en el suelo.

—¿Elena?—Pregunto en un susurro. Se acercó.

Iba a asomarse para comprobar que era su cacera.

—¿Ele-

Una cuerda se coloco alrededor de su cuello. Cortando su suministro de aire.

Trataba de quitar la cuerda que lo estaba ahorcando. Pero al parecer se apretaba más cada vez.

—¿En serio creías que te libras de mí?—Le preguntaron a el oído.

Conocía esa voz, era Dazai.

Empezó forcejear  más fuerte.

Su vida no iba a acabar de esta manera, claro que no. Pero esa esperanza se rompió cuando la cuerda se apretó.

Trato de golpear a el castaño con sus codos, pero sus golpes al parecer no hacían nada.

—Podría asfixiar te  hasta morir o romperte el cuello—Dijo Dazai con una sonrisa.

Todo se estaba volviendo negro. Estaba apunto de desmayarse.

Sus manos ya no estaban tratando de quitar la cuerda, estaban cayendo indicando que ya no tenía fuerza.

—No creas que esto se ha acabado—Estaba sonriendo, esa sonrisa enferma—Te ves tan patético.

En eso la cuerda se aflojo de su cuello y pudo respirar.

—Detesto que te hayas cortado el pelo ¿Por qué lo hiciste?—Pregunto molesto.

No respondió. Estaba enfocado en respirar. Aunque la cuerda seguía alrededor de su cuello esta  estaba floja.

Golpeó a Dazai para tratar de liberarse pero la cuerda se volvió a apretar.

Sus manos volvieron a tratar de quitarla.

—Te aconsejo que te quedes quieto, podemos hacer esto todo el día.

El castaño lo llevo a la cocina. Aún lo estaba ahorcando y el aún trataba de liberarse.

Cuando llegaron vio lo que más temió.

—¿Ves? Tu fuiste quien la mato.

La castaña estaba muerto. Sentía como lágrimas querían caer por sus ojos.

—Si no te fueras ido de mis manos ella estaría viva, teniendo una vida pacífica pero llegaste tu.

—No...—Dijo con dificultad.

—Si no fuera sido por ti estaría viva.

Iba a tratar de volver a responder pero la cuerda se apretó más.

Vio el cuerpo de Elena. ¿En serio era su culpa?

—Ahora es hora de que hablemos—Apretó más la cuerda—Tenemos muchas cosas de qué hablar—Tal vez llevaría a el peli-negro a una habitación primero o tal vez lo drogaria de una vez y luego lo castigaría cuando ya estuvieran en la casa. No estaba seguro—Elije un número ¿Uno a dos?

—Vete... A la... Mierda.

—Dije número—Era mejor dejarlo inconciente.

El seguía tratando de dar pelea. El castaño lo estaba llevando a una habitación.

No, esto iba a de mal a peor.

Sentía lágrimas por sus mejillas, no sabía si era fisiológicas y era que el quería llorar.

“Es imposible que nos separemos, no importa que tanto lo intentes”

Por fin hice la portada, espero que les guste

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