Las calles estaban tan desiertas como esperaba.
Avancé echando vaho por la boca y con las manos metidas en los bolsillos para protegerlas un poco del frío hasta llegar a mi chatarra, que se encontraba aparcada en la entrada de mi jardín.
Entré, y tras cerrar la puerta me quedé mirando sobre el asiento del conductor hacia delante.
No sabía que hacía allí.
No sabía porqué estaba saliendo a esas horas cuando se suponía que yo era la última persona que debía hacerlo.
Pero necesitaba alejarme de todo por un rato, por lo que metí la primera marcha, luego la segunda, y pisé el acelerador.
Conforme iba avanzando por Patrick Willer la visión se me iba haciendo más borrosa, me había vuelto a dejar las gafas aunque aún así podría haber sido capaz de diferenciar la forma de los árboles que rodeaban la carrera, al menos si la iluminación fuese la adecuada.
Avanzaba por una carretera de doble sentido, con una farola cada 10 metros, por lo que prácticamente dependía de las luces de mis faros.
Encendí el reproductor que continuó con una de las canciones del último disco que había estado escuchando de The Verve, intenté prestarle atención solamente a la música.Hasta que todo se puso borroso.
La música empezó a escucharse más lenta.
Mi cabeza comenzó a dar vueltas.
Y mi interior luchaba por no que no me quedase dormida.
Pero lo último que recuerdo es que había algo detrás mía, algo con forma de triángulo y, tal vez, algo en su interior.
Pero finalmente el sueño se apoderó de mí y yo dejé de intentar vencerlo cayendo presa de su antojo.-Tranquila chica, te vas a poner bien.
-¿Qu...?
Intenté preguntar qué estaba pasando pero la máscara de oxígeno que tenía sobre la boca no me lo permitió.
Se escuchaban ruedas y por el rabillo del ojo pude ver que era yo la que estaba tumbada sobre una camilla mientras entraba en algún sitio cuya puerta era... ¿grande? No sé, el sueño se volvió a apoderar de nuevo de mí y volví a perder el conocimiento.Abrí los ojos y vi a Karen, a James y a Gaby.
—¿Chicos? —dije, con las pocas fuerzas que mi cuerpo me permitía.
—¡Alexa! James, ven conmigo vamos a llamar al médico, corre —dijo una voz femenina, Karen supongo, porque aún lo veía todo borroso. Momento después ambos desaparecieron por la puerta y yo me quedé a solas con Gaby.
—Dios, Alexa... no sabes como lo siento todo.
Se puso las manos en la cara y por un momento pensé que se iba a echar a llorar, después me abrazó y yo permanecí prácticamente inmóvil sobre la cama de sábanas blancas.
—¿Qué sucede Gaby? —pregunté, y el sabía bien a lo que me refería.
—No lo sé aún —dijo con voz temblorosa —. Te llamé al móvil y a los tres cuartos de hora me llamó un señor, dijo que estabas inconsciente y que acababa de llamar a la ambulancia.
—¿Qué? Pero si yo no recuerdo nada de eso.
—No sé mucho más Alexa. Supongo que ahora nos dirán algo.
Intenté mantener la calma pero había algo que me estaba empezando a poner muy nerviosa.Al poco rato vino un médico que pidió que Gaby se fuera de mi habitación mientras que James y Karen esperaban también fuera.
Tocó un par de cables sin mirarme más de dos veces a la cara.
—¿Cómo te encuentras?
—Dolorida.
—Es lógico.
—¿Qué ha pasado?
—Seré breve, chocaste contra un coche o más bien el otro coche chocó contigo, por eso sentirás que te duele el cuello tanto, te has hecho una contractura, pero, tranquila, te recuperarás pronto. Y respecto a tu coche, la grúa se ha hecho cargo de él, lo ha llevado a tu casa, pero vaya, está que da pena, ha sido un gran golpe.
—¿Golpe? Pero si yo no recuerdo nada.
—Ahí está nuestra incógnita, creemos que estabas inconsciente antes del choque. ¿Tomas algún medicamento? —dijo sacándose una libreta de la bata blanca.
—¿Qué?
—Que si tomas algún medicamento —dijo, recalcando cada palabra.
—Eh no. Bueno sí, tengo recetadas pastillas contra el insomnio pero hace más de un año que no las tomo.
—Está bien, en cualquier caso te hemos hecho un análisis de sangre y en los próximos días te llamaremos a tu móvil, ahora mismo estamos desbordados pero tenemos que seguirte muy de cerca, no sabemos lo que ha podido suceder.
No sabemos lo que ha podido suceder las palabras del médico daban vueltas por mi cabeza, haciendo que me doliera aún más..
—¿Tienes alguna pregunta?
—Hm, sí. ¿Contra quien se supone que he chocado?
—No lo sabemos tampoco, debió darse a la fuga y un rato después te encontró un camionero estando sin conocimiento, él fue quien llamó a la ambulancia y a tu amigo, el cual te había llamado. No hemos querido avisar a tu familia porque pensamos que tienes edad suficiente y, como he dicho, estamos desbordados.
Asentí, y se fue.15:01
Acababan de darme el alta pero aún así tenía que ir con un collarín horrible que me habían puesto.
Al menos me habían dado de comer y así no tendría que cocinar ni que fregar, único punto a favor de estar en el médico.Estaba camino a casa en el coche de Gaby, el cual se había ofrecido a llevarme a casa y a dormir conmigo aquel domingo para administrarme los sedantes en caso de necesitarlos, pues sabiendo el médico que no me había tomado las pastillas del insomnio cuando me las recetaron no se fiaba ni un pelo de mí.
Me dolía la cabeza y el dolor de cuello tampoco ayudaba en absoluto, no obstante aquella noche en el hospital había dormido de rosas gracias a los sedantes, a lo mejor no estaban tan mal.
—Ve más lento, por favor, que te voy a poner el coche bonito por el contrario —dije, a punto de, literalmente, vomitar.
—Ups, perdón.
Al menos todo parecía estar bien de nuevo.
Parecía.—Oh, dios, no sabes como me duele tener que ver esto.
—La verdad es que te lo han dejado listo.
Ambos estábamos en la puerta del jardín de mi casa junto a mi (más que nunca) chatarra.
Tenía toda la parte trasera metida para adentro y la matrícula estaba a 5 centímetros de tocar el suelo.
—No quiero ver esto, duele demasiado —dije en dirección a la entrada.
—Lo peor es que como no sabemos quien ha sido el seguro no te lo cubre.
—Mi madre me mata.
—Deberías de hablar con ella.
—Oh no, paso, me diría de venirse y no se iría en mes y medio. Ayer me llamó y de fondo estaba sonando el pitido de una de las máquinas de la habitación de al lado —empecé a reírme —, le dije que era de Anatomía de Grey, y fue súper convincente.Empezaba a pensar que estar mala tenía sus ventajas, al menos cuando me encontraba tirada en el sofá con una sudadera de Brad y unos pantalones cortos de chándal, con Gaby en la cocina con ropa cómoda haciéndome la cena.
Pero al momento, cuando me volvió a dar una punzada en el cuello, dejé de pensar las ventajas de estar así.
—Aún me pregunto por qué creen que estaba inconsciente cuando me dieron el golpe.
—Quien sabe, tal vez solo son suposiciones de médicos.
—Ya pero el golpe dijeron que no fue para tanto.
Gaby se encogió de hombros y me dejó sobre la mesa un sándwich de tres pisos, junto a otro igual que empezó a comerse él.
—Alexa... creo que debería de decirte algo.
—¿El qué? —dije con el sándwich aún junto la cara.
—Cuando te llamé —su voz empezó a cortarse e hizo que me pusiera nerviosa con la pausa —, me descolgaste el teléfono.
¿Qué? Yo no recordaba nada.
—Eso no puede ser.
—Ya fueses tú o quien sea, pero tras tres pitidos algo se escuchó en el otro lado de la línea.
—¿El... qué? -conseguí decir a duras penas.
—No lo sé.
Empecé a sentir como la sangre me bombeaba la cabeza, con cada vez más rapidez, y el ritmo de mi corazón igualaba el tempo con ella.
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Entre mis sombras
Teen Fiction[Sigue leyendo, tal vez encuentres algo que consiga atraparte entre las páginas.]