Aquella noche dormí tan bien que no pude evitar despertarme poco antes de las 8 de la mañana, sin duda se notaba lo poco acostumbrada que estaba a pasar una buena noche, pero me sentía genial.
Recorrí el salón con torpeza aún estirándome.
Era de esos domingos en los que que apetece madrugar, en los que tienes la sensación de que tienes que hacer algo interesante y no sabes el qué.
Pero a esa hora ni Gaby, ni Karen y por supuesto ni James iban a estar despiertos, por lo que me mandé un mensaje a Scott ya que:
1- Tal vez le gustaba madrugar.
2- Si no le gustaba tendría el móvil en silencio o, sino, que se fastidiara.
[Alexa: Buenos días.]
Me fui a desayunar, ya respondería, y mientras miraba atentamente como desmenuzaba mi magdalena el móvil comenzó a sonar, lo descolgué.
-¿Sí?
-No sabía que te gusta madrugar -me respondió la voz de Scott.
-Y tampoco suelo, será que no estoy acostumbrada a dormir tan bien -me acomodé en el sofá.
-En ese caso me alegraré a partir de ahora cuando madrugues.
-Gracias.
-Hoy si que no trabajo.
¿Indirecta?
-Aah.
-Lo decía porque como has madrugado y seguramente no tengas nada mejor que hacer si quieres podemos ir de excursión.
-Vaya, gracias, a tu parecer mi vida no es lo suficientemente interesante.
-No le des la vuelta a la tortilla.
-Está bien... ¿de excursión dónde?
-¿Qué más da? Tu estate preparada en una hora.
-De acuerdo.
-No te vayas a arreglar, aunque ya sé que nunca lo haces.
-Gracias, de nuevo.
-¡Al final se te va a caer la tortilla!
-Que te calles -respondí con una sonrisa.
Y colgué.
¿Dónde pensaba llevarme?
Scott era una caja de sorpresas, nunca sabías como iba a actuar, sería mejor no darle vueltas.
El móvil vibró.
[Scott: No he dicho que sea malo no arreglarse. Y con "arreglarse" me refiero a ponerte un vestido súper ceñido y tacones de medio metro.]
[Alexa: En ese caso espero no verte nuca arreglado.]
No pude evitar reírme imaginándome a Scott con ropa ajustada de chica y tacones.
Dejé el móvil y subí rápido a arreglarme
Me di una ducha tomándome mi tiempo para disfrutar el agua hirviente que caía sobre mí. Estaba envuelta en vapor y un agradable aroma a coco.
Salí de la ducha, me sequé rápido y me quedé sentada sobre la cama mirando mi armario.
No sabía que ponerme y eso que nunca era de pensarlo mucho pero Scott me podría haber dado más datos de adonde íbamos.
Al final me puse unos leggins negros, un jersey bastante ancho de color gris no muy oscuro y mis air force blancas desgastadas que de blancas tenían poco.
Me acomodé el pelo como pude, peinándomelo con los dedos y dejándolo caer hasta mi cintura con el flequillo tapándome medio ojo. Era lo más que podía hacer, pero a mi parecer me quedaba bien.
El timbre sonó, ¿había pasado ya una hora?
Bajé corriendo las escaleras y cuando abrí efectivamente era Scott.
-Está la persiana bajada, así no puedo entrar.
-Pues pega a la puerta como las personas normales, además, tenía que vestirme. ¿Te parece correcto como estoy?
-Sí.
El iba vestido con jeans negros, sudadera ancha verde y unas nikes, aparte de, por supuesto, su pelo revuelto y barba de tres días.
Entonces iba bien.
-¿Vamos? -dijo.
Asentí.
Tras cerrar la puerta y pasar la valla del jardín nos detuvimos frente a un Volkswagen Touraged de un negro intenso.
No podía ser.
-¿Vamos?
-¿Es tuyo?
-No, lo he robado -respondió en tono irónico-. ¿Tú qué crees? Entra.
-Cuantas prisas.
-Odio llegar tarde a los sitios.
-Vaya, creo que es la primera cosa que tenemos en común.
-Alguna más tendremos.
No dije nada.
Entré en el coche con miedo de pisar las alfombrillas, por dentro y por fuera estaba totalmente impecable.
Madre mía, ¿cómo podía tener ese coche trabajando en una bolera? Sin duda tenía que ser un mafioso, robar bancos o algo de eso, porque además, tal y como me dijo tenía 21 años y yo 17, ay, ¿pero qué hacía con un chico mayor que yo sin conocerlo apenas yendo en dirección desconocida en su coche? Instantáneamente me sentí mal y no por haber aceptado ir con él sino por mi coche, pobre chatarra.
Me di cuenta de que ya había arrancado y ni siquiera me había percatado antes.
Conducía sereno, inyectando en la carretera sus ojos verdes y con una mano al volante.
-¿Entonces dónde vamos?
-Ya lo verás, tú disfruta del camino.
Me encogí de hombros, era mejor no preguntar; era Scott. Intenté fijar mis ojos en el agradable paisaje de árboles y vegetación, pero sin querer, la vista se me iba a cada rato hacia él.
Subió el volumen de los altavoces y el sonido nos envolvió. Sonaba alguna canción de rock antigua que yo jamás había escuchado, él iba cantándola en voz más bien baja pero aun así se le escuchaba. Me reí levemente y él me miro.
-Ya, no canto muy bien.
-A mi me gusta.
-¿Es ironía?
-Parece que te has empeñado en pensar que soy una antipática total, ¿o no?
-Puede.
Puse los ojos en blanco.
-¿Algún día dejarás de hacer eso? -dijo risueño.
-¿Qué?
-Tus ojos, ¿tanto te desespero?
-Puede -respondí imitándolo.
-Menuda eres.
Alargó el brazo y pasó dándole a la pantalla táctil de canción. Tenía las mangas remangadas y se le seguían marcando las venas muchísimo.
Empezó a sonar el acústico previo a las canciones e inmediatamente distinguí la canción I am the walrus por The Beatles.
No me gustaba especialmente el grupo pero esa canción si que la había escuchado alguna vez.
-¿Te gustan The Beatles?
-No mucho, no es un grupo que me llame la atención -respondí.
El asintió.
-¿Y a ti? -prengunté.
-Igual.
-¿No te gustan pero tienes grabada canciones de ellos?
-Ts, tengo solo una, además es cultura.
-Yo no escucho música por cultura, sino porque me gusta.
-Dios Alexa, eres un hueso duro de roer, eh.
Gracias.
Bonita comparación -pensé, pero era mejor no decirle nada.
-¿Sabes la historia de esta canción? -al ver que yo le negaba con la cabeza continuó-. "I am the walrus" traducida por "Yo soy la morsa" la lanzaron para que de algún modo la gente dejara en paz al grupo.
-¿Por?
-Resulta que siempre tenían canciones de letras súper profundas y, claro, todos intentaban darle la vuelta a la tortilla, como tú -rió-, así que sacaron una de las canciones con menos sentido de la historia al igual que una de las más famosas.
Asentí.
-No tenía ni idea.
-Todos los días se aprende algo -dijo pasando de canción -. Anda, ¡hemos llegado!¡Buenas! En primer lugar perdón por este parón tan grande pero últimamente en mi vida han habido muchos cambios y ahora mismo todo es un poco caos...
No sé si seguiré con la historia, lo cierto es que yo quiero y es mi propósito pero no sé si está teniendo las repercusiones que pensaba. ¿Qué opinais vosotros? ¿Y de la historia y capítulo? ¡Gracias por vuestros votos y comentarios!
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Entre mis sombras
Novela Juvenil[Sigue leyendo, tal vez encuentres algo que consiga atraparte entre las páginas.]