Capítulo 2

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"Sobrevivir, Pete..."

La lluvia helaba los huesos y un poco el corazón, Pete se sentía solo en el mundo, era en esos momentos en los que extrañaba eso que nunca tuvo y se le negó al nacer, un hogar, una familia, el día había estado flojo solo un par de carteras y un puñado de billetes, la lluvia persistía llevaba más de media hora apostado en las afueras de ese extraño club. Todo era negro y metálico, en la entrada se apostaban dos hombres que parecían enormes gorilas, no habría oportunidad de hacerse de alguna billetera de un rico borracho o drogado.

Se atisbaba una enorme casa elegante puerta, salían y entraban personas refinadas y con cara de no tener problemas como él.

Ya iban dos días desde que estaba haciendo la guardia allí, estaba cansado de vagar por las calles buscando la oportunidad donde "ganarse" el sustento.

Las noches siempre eran las más agitadas, habría oportunidad esta noche, al menos eso esperaba, se arropo contra el frío y la lluvia, su estómago de recordó que debía comer. Era corto el trayecto desde el estacionamiento a la entrada, podía estudiar un posible cliente.

De pronto apareció un deportivo negro casi al ras de suelo, la maquina parecía una pantera. El automóvil tenía vidrios polarizado, se paró enfrente del club como todos, bajo una, chico o chica, de cabellos ondulados que le llegaban al hombro.

¡Maldita que lo cogieran! era un Chico, llevaba los lados rapados, nunca había visto a un hombre tan atractivo, por eso lo confundió, si le hubiera mirado la espalda primero no lo confundido, Caminaba como un gato lento y afectado, cuando desapareció al entrar Pete, seguía mirando fijamente las puertas.

Pete, Odiaba a los ricos desde lo más profundo de su corazón, tenían todo lo que querían, hasta podían comprar una familia si querían, nunca se sintió tan solo como se día, la imagen del espécimen rico y poderoso sin saber porque lo había estremecido. Lo pensó un rato era su pasaje a la comida de hoy, rápidamente cruzo la calle, él era rápido y delgado, corría como el viento así que los gorilas no le vieron cuando entro al estacionamiento privado, se agacho detrás del deportivo se apoyó cerca del motor aún estaba caliente, eso le quitaría el frío de la lluvia, pero sin darse cuenta se quedó dormido.

"Puedes Escucharme, Porchay,"

Porchay venia corriendo por una angosta calle que bordeaba el museo de Historia y Ciencias, debía llegar pronto al orfanato o simplemente dormiría otra vez en la calle, al girar en la esquina choco con un tipo de abrigo negro, se lo llevo por encima y ambos terminaron en el suelo,. Porchay en el suelo sobre él, con la cara enterrada en su cuello casi, de pronto su aroma inundo sus sentidos, estos que le ayudaban a sobrevivir diariamente desde que tenía cuatro años.

- ¿Pequeño estas bien?

Porchay por costumbre miraba a la boca, para saber que estaba pasando, era hermoso, fuerte y olía como la maestra de primaria, la única que no lo tomo por retardado.

- ¿Estas bien, Puedes escucharme? - Ahora le entendió.

-M,

Solo articulo un ruidito, adiaba su voz eran solo chillidos, se puso de pie y el tipo le ayudo a pararse, sus manos le tocaron, el retrocedió asustado, los malos recuerdos le vinieron a la mente.

-No te asuste, solo quería ver si algún hueso roto, pequeño, no tengo gusto por los niños...- El negó con la cabeza, él no era un niño, pero nunca nadie le escuchaba.

-Estas muy delgado, toma- Le tendió algunos billetes, Porchay negó con la cabeza.

-Ten, por haberte hecho llegar tarde a donde quieras que fueras tan apurado, - Porchay tenía hambre si no llegaba a la hora quedaría en la calle otra vez, tomo los billetes y salió corriendo ese dinero haría la diferencia de sobrevivir otro día. Kim se quedó mirando hasta que desapareció en la obscuridad.

Esclavo...  Bible & Build (KinnPorsche The Series)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora