Londres, Inglaterra.
Casa de Hob Gadling.Había pasado un tiempo desde que Hob vió por último vez a su extraño, por fortuna está vez no habían tenido una pelea, el hombre le había prometido volver, le había llamado amigo y le había dedicado sonrisas, sonrisas que lo atabán todavía más a él. Pensó por un momento que él no volvería, arrepentido deseando haber ido con él, ¿Y si lo habían secuestrado de nuevo?, ¿Que le habían robado?, ¿Que asuntos?.
Había pasado tiempo pero no demasiado cómo la última vez, más de 30 años tarde, está vez debía volver antes, ¿No?, Hob podía seguir esperando cómo lo había hecho siempre, uno, dos, diez, cincuenta años, lo que fuera, incluso otros cien solo con tal de verlo, se había quedado dormido sobre su mesa de trabajo, recostado en sus brazos, quizá con alguna lágrima seca en su mejilla.
-Hob. -Alguien le llamó, pero no era una voz cualquiera, era la voz de su extraño, diciendo su nombre de una manera tan sincera. Sus ojos se abrieron decepcionados de la realidad, un sueño más con él. ¿Era posible soñar con el señor del sueño sin que él sea real?, Alguien tocó el timbre, se puso de pie y con las pocas fuerzas que le quedaban bajó las escaleras y se dirigió a la puerta principal, Hob tenía una casa bonita, fruto de su esfuerzo cómo inmortal.
-Ya voy..! -Volvió a escuchar el timbre, llegó a la puerta y la abrió, un poco molesto, pero ese sentimiento de molestia se evaporó cuando lo vió parado justo fuera de su casa frente a la puerta. -Tú!, Usted, yo, eres.. estás aquí. -Sus impulsos de saltar y abrazarlo le comieron por dentro, tuvo que cruzar los brazos y apretar sus manos contra sus costillas.
-¿Quieres ir a beber algo? -Las palabras de Morfeo salieron suaves. Era una invitación.
-Cielos.. claro. -Retrocedió y buscó su abrigo con la mirada, pero se detuvo cuando estaba a punto de tomarlo, se giró hacia la entrada, a penas si pensaba con claridad-¿No quieres pasar?, Tengo vino.. o té, si lo prefieres. -Nunca en la vida se atrevería a rechazar una invitación de él, pero si tenía la posibilidad de tener su primera "cita" a solas sería maravilloso.
El eterno no dijo nada, solo dió un par de pasos más y entró en su casa, sus ojos dieron un vistazo rápido a las decoraciones, era tan raro ver cosas de diferentes épocas reunidas en un solo lugar, pero a la vez un asunto nostálgico.-Aunque ahora que lo pienso quizá no quieras beber nada, nunca te he visto hacerlo. -Se colocó junto a la barra y se sirvió un poco de vino en una copa dejando la otra vacía.
-No me es necesario. -Dió una muy breve explicación. -Puedo sobrevivir sin comer y sin beber.
-Umh, quizá debiste darme ese don, ser inmortal significa comer mucho. -Bebió de la copa, deleitándose de el sabor del vino, se lamió los labios, uno de sus favoritos y más antiguos vinos. -Me alegra que estés aquí, no preguntaré cómo me encontraste, ¿Arreglaste tus asuntos? -Curioso pero preocupado.
-Si. -Se acercó a él y le quitó la copa de las manos, solo para oler el vino, debe ser por lo menos de hace 300 años. Arrugó ligeramente la nariz y se la devolvió. Hob estaba atónito.
-Entonces.. ¿Quieres probar?, Un poco de vino, claro. -Los nervios se apoderaron de él, antes había estado con mujeres, hombres y más recientemente con personas no binarias. Pero todos se sentían diferentes a su amigo, al final todos acaban muriendo y se decidió por no volver a estar con alguien formalmente, había sido doloroso para él, pero el hombre frente a Hob no moriría y le había acompañado desde el principio.
-Tal vez, en otra ocasión. -Una pequeña y delicada sonrisa se dibujó en los labios de Morfeo, Hob bebió, dió un largo trago que casi le hace toser, el deseo de probar sus labios casi le hace ponerse de rodillas.
-¿Quieres contarme?, Sobre esos asuntos tuyos que tuviste que tratar.. -Algo le decía que no debía preguntar pero era inevitable, quería saber más de él.
-Hob.
-¿Si? -Sus manos temblaban tanto que tuvo que dejar la copa sobre la barra y esconder las manos en los bolsillos.
-Morfeo. Mi nombre es Morfeo.
En cualquier otra circunstancia ese nombre le habría parecido sumamente extraño pero "Hob Gadling" tampoco era un nombre muy normal. "Morfeo".
-"Morfeo", cómo el dios de los sueños en la mitología griega, bonito. -Se rascó la mejilla, una escena familiar. Cómo maestro de literatura saber casi todo sobre la mitología griega era una bendición y una maldición. -«estar en los brazos de Morfeo» -Se avergonzó al instante. -Eso, deriva del nombre, no me hagas caso.
Morfeo inclinó la cabeza con curiosidad.
-Has cambio Hob Gadling.
-¿En qué sentido? -Sonrió por la similitud del momento con un momento del pasado.
-Eres más sabio.
-Bueno, ya no esclavizo a las personas, solo a los estudiantes. De vez en cuando. -Sonó cómo un mal chiste pero aún así hizo sonreír a Morfeo, algo que le hizo sentir orgulloso.
-Tal vez solo un poco. -Hob había cambiado pero seguía siendo el mismo hombre (tonto) en muchos aspectos.
-Y.. te gusta más el nuevo Hob? -Apretó los labios por un breve instante. Quizá se estaba pasando un poco.
-¿Aún quieres vivir?
-Más que nunca. -No lo dudó.
-Nos vemos pronto.
-¿Cuándo..? -No quería que se fuera.No hubo respuesta y Morfeo se marchó. Apenas si habían tenido tiempo para hablar lo suficiente, suspiró y se sentó en cuanto pudo. ¿Cuándo volvería a verlo?
-Morfeo.
ESTÁS LEYENDO
El sonido de sus alas
RomanceEl señor del sueño conoce a Hob Gadling por primera vez en una taberna en 1389, se narra su historia vista en la serie desde la perspectiva de Hob, después se narrará una historia inventada por mi de lo que me habría gustado ver luego de su encuentr...