Aniversario.

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Londres, Inglaterra.

Hoy, un día importante para Hob y Morfeo, o al menos para el humano lo era, ¿Morfeo lo recordaría?, ¿Morfeo sabría de esas cosas?, Su corazón latió con fuerza mientras se veía al espejo, se había probado por lo menos cinco conjuntos diferentes de ropa y ninguno le parecía lo suficientemente bueno, incluso su cabello estaba alborotado por intentar peinarse de distintas formas.

Suspiró pesadamente, se sentía tan molesto consigo mismo. Se desvistió una vez más, viendo su cuerpo semidesnudo (en boxers) en el reflejo, se tocó el abdomen trazando sus músculos con las yemas de sus dedos, Hob tenía un cuerpo atlético, no se consideraba muy musculoso pero estaba bastante bien, se sobre saltó cuando escuchó que alguien golpeaba la puerta de su habitación.

—Hob.. —Llamó el eterno desde el otro lado de la puerta, el hombre de piel morena caminó de inmediato y abrió la puerta, jamás podría confundir esa voz.

—¿Morfeo?, ¿que haces aquí? —No recordaba que hace un mes le había dado una copia de la llave de su casa. Sacudió la cabeza y se cruzó de brazos en un intento de cubrir su torso desnudo.

—Toqué el timbre, incluso te llamé desde las escaleras. —Sus ojos solo estaban fijos en los ojos ajenos, se conocían desde hace mucho tiempo, tal vez no por mucho tiempo, pero decir que se conocieron en el año 1389 era bastante para cualquiera.

—Lo lamento, estaba ocupado, distraído.. es complicado. —Sonrió levemente, su cabeza estaba hecha un lío pero siempre estaba el eterno bastante presente en él. Se armó de valor y estiró los brazos para abrazarlo, pegando su cuerpo al contrario, un año juntos, un año desde aquel día dónde ambos confesaron sus sentimientos y comenzaron una relación.

—Está bien.. —Se limitó a decir. Sus brazos ni siquiera se levantaron, Morfeo iba vestido casi igual a lo usual, solo los botones, pequeñas rayas y patrones eran lo diferente, negro y más negro. Lentamente y poco a poco alzó los brazos correspondiendo al abrazo, sus manos tocaron la piel de Hob, bajando desde su espalda alta hasta su cintura.

Hob se estremeció por el tacto, las manos de Morfeo son frías pero aún así se sintió cómo un cálido y perfecto abrazo. —Creí que nos veríamos hasta el anochecer, ocho en punto para ser precisos. —Se alejó de él, más por obligación que por cualquier otra cosa, un abrazo no podía durar tanto según él. —No es que me queje, claro, amo verte, pero, bueno, ya sabes.. —"nuestro aniversario" no quería decirlo. En su mente Morfeo también lo sabía y no quería sentirse peor.

—Bueno yo.. solo quería verte antes —Sus palabras sonaron tan puras, su ronca voz recorrió el cuerpo de Gadling cómo si fueran escalofríos. —Y, te traje algo. —Se quedó en silencio analizando el rostro de su amado humano, pocas veces se daban regalos entre ellos, a Hob le ganaron los nervios y la emoción.

—¿Que podrá ser? —Preguntó mientras se acercaba a él para besar sus labios con ternura, luego de eso se giró para adentrarse en la habitación en busca de una camisa.

—Creo que te gustará. —Entró en la habitación, ahora en sus manos había algo que no traía hace un momento, Hob ya se había acostumbrado a eso, Morfeo, el señor del sueño era algo único. Además había una sonrisa fina en esos labios tan hermosos, algo cómo eso borraba todas sus preocupaciones.

—Bueno, necesito ver eso antes de morir por la intriga. —Se colocó una camiseta gris y caminó hacia él, era inevitable no sonreír cómo loco. Miró a Morfeo deseando ver en él cualquier cosa, una pista que le dijera que era pero no encontró nada.

El sonido de sus alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora