Capítulo 16: Poderes comunes

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Veo como sube a la cama, entre mis piernas abiertas. Besa mi abdomen con delicadeza y mi cuerpo se estremece ansioso.

La punta de su nariz roza con delicadeza mi vientre y una de sus grandes manos se interna bajo el débil hilo que me había colocado. Sus dedos trazan círculos en mi clítoris y con su dedo índice rompe la tela que impedía que estuviese expuesta a él.

Su dedo me penetra y un gemido sale de mis labios, muevo mis caderas contra su mano para que continúe y en un vaivén desenfrenado comienza a torturarme.

— Quiero que me folles —Mi voz entrecortada se hace presencia.

No conocía lo atrevida que podía volverme.

Le escucho soltar un leve gruñido y besa mi monte de venus. Su lengua humedece mi intimidad y succiona mi clítoris, ante la deliciosa sensación elevo mis caderas y sus manos hacen que vuelva a la posición inicial.

Sus manos separan más mis piernas y su lengua se interna en mi entrada. Un fuerte gemido sale de mis labios cuando comienza a fingir embestidas con esta y su dedo pulgar traza círculo en mi clítoris.

Quiero tocarlo, deseo moverme a libertad pero no se me es permitido. Sale de mí y esta vez sus dedos remplazan su lengua.

Pero que manos más habilidosas se carga este hombre.

Sus dedos llegan a un punto sensible en mi interior, vuelve a intercambiar y siento mi cuerpo tensarse, mis manos se sujetan a los pañuelos con los que me ha atado buscando un punto de apoyo y un grito con su nombre resuena por las cuatro paredes al llegar a mi orgasmo en su boca.

El mejor orgasmo que he tenido en mi vida.

Su cálida lengua recorre mi intimidad y da un beso en el interior de mi muslo, siento su respiración en mi piel mientras trato de controlar la mía.

— Eres deliciosa Allison —murmura.

El calor de mi cuerpo va bajando poco a poco y bajo mi mirada. Sus ojos avellanados se topan con los míos y siento el calor cubrir mi rostro.

Él suelta una risilla y relame sus labios, esos labios que hasta hace segundos estaban en...

— ¿Qué pasa Desastrosa? ¿Ya estás más consciente?

Me dejo caer en la almohada, rendida y avergonzada.

— ¿Me puedes desatar? —pido

— Depende, ¿aún quieres violarme? —Su voz es burlesca.

« Si. »

— No, ya pasó el efecto —admito.

Le veo asentir con la cabeza y se pone de pie. Desata mis manos y pies de la cama y veo las marcas en mi muñeca a causa de la tela, una mueca sale de mis labios.

— Si que eres un desastre —comenta y ruedo mis ojos.

¿Acaso le gustaba repetírmelo?

— Será mejor que te des una ducha, vuelvo en rato —dice para después desaparecer.

Suspiro cansada y me pongo de pie. Voy al baño y me doy una ducha. Cierro mis ojos recordando todas aquellas sensaciones que sentí en tan poco tiempo.

— Maldito gato —mascullo.

Salgo de la ducha y me visto con un short corto y una camiseta sobre mi cuerpo, esta me queda más arriba de mitad de muslo. De todas formas no creo que volviese.

O por lo menos eso pensé hasta que su voz me sorprendió.

— Tienes lindas piernas —volteo viéndolo.

Ángel de alas oscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora