Camino molesto en cuatro patas por las calles de la gran ciudad rodeando a cuanto humano apestoso pasa por mi camino.
Yo, el gran Semyazza, líder de los ángeles caídos y antiguo guardián del cielo, se hallaba prisionero en la forma de un mísero gato negro mientras las bolas de carne y hueso pasaban de mí.
Avanzaba enfurecido sin saber a dónde ir mientras en mis pensamientos deseaba ahorcar a Leviatán, el maldito pecado de la envidia se la vería cruda cuando lo encontrase.
Un destello rojo golpea mis ojos trayendo los recuerdos a mi mente.
Estaba a punto de hacer un trío con dos demonias bastante sensuales, mientras empotraba a una esta se besaba con la otra mientras apretaban sus atributos y la masturbaba cuando un destello rojo llegó a mis ojos.
Salí de dentro de la demonia, evitando que la afilada daga que me habían lanzado me golpeara y esta quedó incrustada en la pared.
De la nada las puertas de la cueva a la que orgullosamente llamaba hogar se abrieron y un montón de demonios de bajo nivel entraron, cayéndome encima.
Las demonias huyeron al instante cuando en medio del ataque extendí mis dos hermosas alas oscuras a toda su longitud, logrando zafarme de aquellas pestilentes criaturas las cuales me observaron con terror.
— ¡Largo de mi casa! —exclamé molesto con aquel brillo celestial en mis ojos que no les auguraba nada bueno a esos imbéciles.
En un batir de alas provoqué una fuerte ráfaga de viento que los hizo salir por donde mismo habían llegado, ya ni en el infierno te dejan fornicar tranquilo.
Sin embargo la duda abatió mi mente: ¿Por qué rayos unos seres inferiores se arriesgarían de tal manera?
Al percibir una presencia demoníaca en la estancia me puse en alerta, cuando la sentí acercarse me moví a una gran velocidad lejos de la misma.
Formé una esfera de luz azul con mis manos y con un aplauso la hice explotar, causando una honda que llevó a mi enemigo a estamparse contra la pared como estampilla, haciéndolo nuevamente visible.
— Leviatán, ¿qué mierda intentas hacer? —pregunto furioso al pecado capital que se encuentra ante mí.
— Solo quiero darte un pequeño regalo —comenta con una sonrisa sádica escondiendo sus manos tras la espalda.
— Puedes irte al mismo agujero de donde saliste —expreso y avanzo hasta él, le doy un puñetazo en su rostro pero el siguiente lo esquiva.
Logra colocarse tras de mí y se aferra a mi espalda.
— Suéltame —exijo rabioso y volteo haciendo golpear la espalda de mi contrincante contra la pared, un quejido de su parte se vuelve música para mis oídos.
Sin embargo cuando siento algo rodear mi cuello me tenso y doy una vuelta a gran velocidad, deshaciendo el agarre de Leviatán y lanzándolo otra vez contra la pared.
— ¡Tú...! —trato de avanzar hasta él pero yo mismo me detengo cuando siento algo de náuseas.
¿Lo extraño? Los de mi especie no enfermamos, menos tenemos náuseas.
De la nada todo comenzó a hacerse más grande, o mejor dicho, yo me hice más pequeño.
« ¿Pero qué...? »
Al tratar de mirar hacia abajo y solo ver un par de patas peludas y negras entendí lo que ocurría.
Miré al pecado capital con rabia impregnada en cada uno de mis músculos.
— ¡Maldito engendro mal nacido! ¡Cuando recupere mi hermoso cuerpo te lanzaré a Cerbero!
— Miau, miau, miau —dice en burla mientras se acercaba, que agradezca que no puede entenderme—. ¿Quién lo diría? De esta manera te ves tierno —comenta y cada pelo de mi gatuno cuerpo se elevó en alerta.
Él sujetó mi nuca y me moví con desenfreno tratando de soltarme de su agarre, sin embargo el hecho de que tomara la daga de la pared donde aún permanecía incrustada me llevó a un estado de pánico.
Esta es mi forma más débil y esa daga no era una ordinaria. Me retorcí en su agarre y logré que un zarpazo llegase a su rostro.
— ¡Maldito! —exclamó soltándome y llevando ambas manos a su rostro.
Corrí a través de las calles del infierno perseguido por Leviatán, a poco de darme alcance logré pasar a través de una "madriguera", como le llamábamos a unos túneles que se conectaban a la Tierra.
— Musi, musi, musi —La llamada de una niña con una linterna que alumbraba directo a mis ojos aquel destello rojo me sacó de mis pensamientos.
Solo ignoro a ese ser molesto y sigo mi camino, realmente estoy en serios problemas, el collar alrededor de mi cuello no era un simple artilugio para una mascota, esta cosa era a lo que mi especie llamaba "La celda de dependencia".
Uno de los artilugios de castigo de Lucifer, nunca lo usaba con nosotros, sino con los demonios y almas podridas que se atrevían a desacatarlo.
Este collar fue forjado por Tubal Caín, el primer herrero, y aunque muchos lo ignoren y no se mencione nada de esto en los libros, tenía el poder sagrado de la metalurgia, todo lo que hacía era demasiado poderoso, y esta cosa solo podía sacarla un poder superior al de él.
El poder en este collar está en hacer adoptar la forma física más débil de su portador, cosa que lo hace vulnerable a literalmente cualquier cosa, mataría a Tubal por dejar que algo así cayese en manos equivocadas.
Quien por cierto, se toma un tecito de vez en cuando con Lucifer, iré a recriminarle de como un Pecado obtuvo aquella cosa además de la daga celestial, única arma que podría dañar gravemente a un demonio u ángel.
Hace eones que no visitaba la Tierra, realmente está cambiada, hay demasiadas cosas que no logro reconocer, pero algo no ha cambiado, los humanos siguen siendo igual que siempre, tan egoístas y despiadados.
Ya he visto a muchos gritarse improperios enseñados por Azazel en los tiempos antes del diluvio y supongo que sin importar la época que alguien tome algo que no le pertenece sigue siendo robar.
Pensaba en esto mientras caminaba para cruzar de un lado a otro de una calle, algo que me pareció raro es que los monos de mi padre se quedaron detenidos a cada extremo cuando de repente unas luces a mi derecha llaman mi atención.
Volteo hacia esta dirección y veo acercarse algún tipo de carroza gigante a toda velocidad.
Me quedé en shock, no podía moverme, y sólo cerré mis ojos esperando el inminente golpe que me llevaría de vuelta al infierno pero no de la manera que quisiera.
Supongo que el día de mi juicio final había llegado.
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Primer capítulo
¿Qué les parece nuestro prota?
¿Que creen que suceda?
😘
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Ángel de alas oscuras
خيال (فانتازيا)Semyazza, líder de los ángeles caídos, ha sido involucrado en una trampa. Obligado a mantener su forma animal deambula por las calles de California luego de haberse prometido no volver a pisar aquel mundo. Una humana pelirroja le salva el pellejo...