— ¿Me estás diciendo que soy una criatura? —pregunto desconcertada.
— Técnincamente no, eres una humana que puede controlar determinadas energías, tu habilidad es la vitalidad —aclara.
— O sea, ¿soy capaz de sanar?
— Y de alargar la vida, por ello todos estaban tan cerca de ti.
Lo medito por un momento, trando de procesar la información. Semyazza permanece sentado en el colchón frente a mí.
— Hay algo que no entiendo, si tanto me querían, ¿entonces por qué no me marcaron? —cuestiono.
— Porque para marcar se debe tener el concentimiento previo de la persona —aclara.
Yo frunzo mi ceño.
— No recuerdo cuando consentí que un vampiro me marcase —protesto.
Él hace una mueca y su humor cambia por completo.
— Tal vez no directamente, pero te gustaba, por lo que le permitiste acceder a tu cuerpo, eso bastó —aclara.
Lo observo, se ve irritado tras su explicación.
— Samy —Le nombro juguetona y gateo en el colchón para acercarme, pico con mi dedo índice una de sus mejillas—, ¿estás molesto?
Bufa ante mi pregunta y se cruza de brazos.
— Claro que no.
— Uyyy, yo creo que sí —comienzo a molestarlo—. ¿Tienes celos? ¿Mi gato pulgoso tiene celos de su desaste? Tienes celos, tienes celos —canturreo sin dejar de picar su mejilla.
Un agarre en mi muñeca junto a un tirón me hacen soltar un gritito de la sorpresa cuando jala de mí, haciéndome sentar sobre sus piernas, quedando de lado.
Sus alas oscuras se han desplegado y sus ojos tienen un brillo carmín, uno que comienza a gustarme. Sus alas nos rodean, encerrándome entre estas y su cuerpo, creando una burbuja donde solo existimos nosotros.
— Si, estoy celoso —admite y sus ojos viajan a mis labios—, solo de pensar que eras suya yo... —deja la frase en el aire y sus ojos chispean.
Sonrío e inclino hasta besar su mejilla, se le ve sorprendido ante esto y sus brazos a mi alrededor se tensan.
— ¿Qué fue eso? —cuestiona, pero no le respondo.
Me siento a horcajadas sobre sus piernas, vuelvo a besar su mejilla, luego su frente, sus párpados, nariz, barbilla. Sus brazos rodean mi cintura y me aferran a su cuerpo, un suspiro sale de sus labios.
Me separo de él y le miro a los ojos, esos ojos que han vuelto a ser avellanas y ahora reflejan ternura. Me sonríe y sujeta mi nuca, guiando mi rostro hasta que atrapa mis labios con los suyos.
Su gesto es simple, con movimientos suaves y lentos, como si quisiera grabar en su mente cada detalle. Muerdo su labio inferior y un gruñido ronco emana de su garganta.
Sus brazos me atraen más a él y su lengua se abre paso entre mis labios, comenzando una guerra con la mía. Pierdo y él toma el control, besa mi mejilla, para luego llegar a mi barbilla y mi cuello.
Sus besos son cada vez más húmedos y de repente alguien rompe esa burbuja donde solo existíamos nosotros.
— ¿Mal momento? —Esa es la voz de Agniel.
Semyazza gruñe una palabrota y sus alas se pliegan tras su espalda, dejando de nuevo el campo de visión hacia el Caído que nos miraba con una ceja arqueada.
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Ángel de alas oscuras
FantasySemyazza, líder de los ángeles caídos, ha sido involucrado en una trampa. Obligado a mantener su forma animal deambula por las calles de California luego de haberse prometido no volver a pisar aquel mundo. Una humana pelirroja le salva el pellejo...