Capítulo 21: Mi mundo

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— No sé que te traes Desastrosa —digo mirándola cocinar de lo más entretenida.

Hoy ha tenido vacaciones gracias a una tradición humana o que se yo, ella insiste en que hoy es un día especial dado que es el último día del año. Sigo sin entenderlo bien.

Algo que me descolocó fue ver a una copia casi exacta de la desastrosa frente a su puerta, la única diferencia entre ambas además de sus carácteres, era el color café claro de los ojos de la chica y que su cabello iba aplacado en una larga coleta.

Su hermana gemela si que era mucho más femenina e irradiaba altivez, mientras la desastrosa daba una impresión rebelde e impetuosa, verlas conversar fue realmente raro.

A pesar de ser tan diferentes se llevan increíblemente bien.

Algo que me pareció raro es que cuando ambas se tocan es como si una onda extraña de energía saliese de ellas, es realmente extraño.

Cuando la pelirroja dos se marchó la se puso a cocinar, y de eso hace dos horas, aunque debo admitir que todo se ve apetitoso.

— No toques —palmea mi mano haciendo que suelte los rollitos de carne que quería probar y yo me quedo viendo aquel manjar con puro dolor.

— Desastrosa, que la comida se hizo para ingerir —Me quejo alzando la voz.

— Lo sé, pero tienes que esperar —asegura y yo refunfuño.

— ¿Esperar a qué si se puede saber? —cuestiono hambriento gracias a la mujer sin corazón que no me quiere alimentar.

— Porque no vas a joder en el infierno y vuelves en una hora? —La veo rodar los ojos ya harta de mis quejas.

— Si no me dices que planeas te joderé más —advierto y me saca el dedo medio.

Entreabro mis labios ofendido.

« Ella se lo buscó. »

Una neblina oscura me rodea dejándome en mi forma de gato negro.

— Desastrosa, Desastrosa, Desastrosa, Desastrosa —comienzo a nombrarla y ella baja su mirada con claro fastidio hacia mi persona.

— Tu mamá por si acaso —dice señalándome con el dedo índice.

— Yo no tengo mamá.

Sigo maullando y ella se tapa los oídos caminando hacia otra parte y yo la sigo campante mientras sigo maullando a voz en cuello.

« Adoro molestarla. »

— ¿Vas a seguir maullando? —pregunta con su ceño fruncido.

— Si —respondo divertido.

— Bien —menciona entrando al baño y yo afuera sigo maullando, por un momento la garganta se me seca y toso.

« Pobre de mi hermosa voz. »

— Ya verás gato pulgoso —La veo salir con un spray con el que suele regar las plantas y me apunta con él.

Todo mi cuerpo se engrifa ante aquella arma letal.

— Baja eso Desastrosa —ordeno gruñendo hacia ella.

— Ahora no eres tan valiente, ¿eh? —dice divertida.

— No te atreverás.

— Oh, si me atreveré —asegura y entrecierro los ojos hacia su persona e imita mi gesto.

— Atrévete humana.

Sin más me lanzó agua la muy condenada y comencé a correr por toda la casa perseguido por ella mientras me lanzaba agua y reía como loca.

Ángel de alas oscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora