Capítulo 12: Cambiantes

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— Desastrosa —escucho aquel apodo y volteo viendo a Semyazza, me mira preocupado.

— No te separes de mí, este lugar es demasiado grande —pide y toma mi mano, arrastrándome a su lado.

Me dejo guiar y me siento extraña al ver nuestras manos entrelazadas, como una pequeña descarga. Llegamos a la barra y mira al cantinero.

— Ben, estoy buscando a Alex, ¿sabes dónde está? —cuestiona el hombre a mi lado hacia aquel sujeto.

El hombre gigante que parece haber hecho lucha libre nos observa a ambos y nos hace una seña para que le sigamos.

— ¿Quién es Alex? —pregunto curiosa ante la mención del nombre del desconocido.

— Es un hombre lobo —aclara con simpleza.

— ¿Y para qué lo buscas?

— Los hombres lobos tienen un poder muy particular, son capaces de crear campos de protección alrededor de una determinada área para salvaguardar a sus cachorros —explica con calma.

— Ya veo —expreso—, ¿pero por qué justo él?

— Su especie es territorial, orgullosa y egoísta, no harán nada a cambio de nada, y yo tengo algo que él necesita y que nos dará una ventaja —asegura.

Asiento con mi cabeza al entender, había ido allí a hacer un trueque.

— ¿Qué criatura es él? —cuestiono refiriéndome a quien nos guiaba.

— Un oso —responde y lo miro sorprendida.

« Aún tengo muchas cosas que aprender. »

Nos conducen a unos pasillos y poco a poco vamos subiendo en aquel edificio de cuatro pisos. Llegamos al último donde simplemente parece haber habitaciones.

Tocan a la puerta de una y el oso habla con voz fuerte y demandante.

— Alex, te buscan —expresa. Solo hay silencio de la contraparte—. Alex, abre la maldita puerta o la destruiré —advierte, y no dudaba que cumpliese su palabra.

Y por lo que veo, el tal Alex tampoco.

La puerta se abre y me sorprendo ante el chico tras esta, es aquel con quien tropecé hace un rato y tiré la bandeja que llevaba.

Nos mira a ambos y hace un ademán con la cabeza en señal de que entremos. Ben se marcha dejándonos solos a los tres.

Entramos a aquella habitación, siendo sinceros no es muy espaciosa que se diga, hay algunos pósteres de bandas en la pared, es lo más llamativo hasta ahora.

— ¿Qué quieren? —Su tono de voz es hostil.

Instintivamente me coloco tras Semyazza. Este hombre lobo da miedo. Él solo se sienta en su cama. Me pregunto si realmente será capaz de vernos a través de aquel cerquillo.

— Alex, vine aquí para que me ayudes con algo, soy perseguido por un Pecado Capital y mi humana está marcada —aclara la situación.

— Lo siento tío, no voy a marcar a esa masa de carne —Me mofo ante las palabras del lobo y estoy a punto de responder cuando Semyazza me da una mirada para que no lo haga.

Vuelve su vista al irrespetuoso lobo y por dentro gruño molesta por no poder defenderme.

— No quiero que lo hagas —aclara—. Quiero que crees una zona segura alrededor de ella y de su casa, para que no sea detectada por el Pecado.

Él observa a mi ángel protector, o por lo menos creo que lo hace. Debería recortar ese cerquillo.

— Dime, ¿por qué crees que te ayudaré Caído? —cuestiona arrogante esperando una respuesta convincente.

— Porque entonces te deberé un favor.

Pov Semyazza

Tanto Allison como yo esperamos fuera de la casa a que el lobo complete su ritual.

— ¿Qué es eso de que le deberás un favor? —cuestiona la pelirroja a mi lado.

— Significa que si en un momento se halla en peligro puede acudir a mí y yo deberé ayudarlo —respondo.

— ¿No podrás negarte? —niego con mi cabeza ante la interrogante.

— Las promesas, tratos y acuerdos entre criaturas son irrompibles —aclaro.

— Woow, ojalá la raza humana tomara algo de ustedes.

— Ya ves —Me encojo de hombros.

— No sabía que existían hombres oso —expresa y río.

Ellos pertenecen a lo que nosotros denominamos "camada" o "cambiantes", hay cinco de ellos; los lobos, osos, tigres, leones y dragones —informo.

Me mira impactada, no sé como se sigue sorprendiendo luego de todo lo que ha vivido.

— Que fuerte —dice—. ¿Cuántos años ellos viven?

— No sé —quedo pensativo—, creo que llegan a la vejez a los 8000 años —digo.

— Woow —Se queda mirando un punto fijo—. Eso quiere decir que si se casaran con un humano lo verían morir mucho antes —Su expresión se vuelve triste.

— Depende de si es su alma gemela —Le aclaro.

— ¿Alma gemela? —cuestiona confundida.

— Si, creo que cuando encuentran a su alma gemela y la marcan pueden vivir la misma cantidad que ellos.

Se vuelve a sorprender.

— ¿Es decir que yo viviría lo mismo que tú?

Río ante esto.

— No, disculpa —Ella hace un puchero—. Los ángeles y demonios tenemos una especie de ritual para enlazar nuestra vida con la de nuestra pareja —explico—. Los únicos con almas gemelas son los cambiantes, ellos si sincronizan sus vidas junto a la de su pareja al momento de marcarla, nosotros no.

— Ya veo —La observo y se ve pensativa, acaricio su cabellera.

— Oye, creo que es demasiada información para un solo día —aseguro y asiente con la cabeza.

En ese momento la puerta se abre y observo al lobo.

— Ya está listo —asegura—. Acércate —Le pide a Allison y ella lo hace.

Él sujeta su muñeca y le pega una mordida sin reparo. Ella chilla de dolor y Alex se aparta de inmediato.

— ¡¿Pero qué?! —Ella se soba la muñeca y mira la herida de los colmillos del lobo.

— Gracias Alex —digo.

— ¡¿Qué gracias?! ¡Acaba de morderme! —grita la desastrosa y corre al interior de la casa.

Alex se acerca a mí, con su aura peligrosa y se detiene a solo un metro de distancia.

— Ten cuidado, si es un Pecado quien te persigue significa que alguien lo envió a por ti —Se gira hacia la puerta—, también cuídala a ella, es demasiado poderosa —vuelve a observarme—, me cobraré este servicio —No dice media palabra más y se aleja.

Frunzo mi ceño, ¿a qué se refería con poderosa?

Ángel de alas oscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora