Entro al infierno y voy directo a mi objetivo sin mirar hacia los costados.
— ¡Azquiel! ¡Agniel! —exclamo tocando su puerta y ambos me abren al cabo de unos segundos.
— ¿Qué te pasa Sam?, algunos intentamos descansar, ¿sabes? —Se queja Agniel revolviendo su cabellera rubia.
— Necesito de su ayuda —admito.
Ellos me miran serios y asienten al unísono con sus cabezas, sin titubear.
(...)
— ¿Qué haces aquí Semyazza? —Yekun frota sus ojos para luego alisar con sus manos su cabello castaño.
— Necesito romper mi vínculo con la humana —hablo yendo directo al grano.
— Pasa —dice sin más y yo cumplo.
Me siento en una silla con este frente a mí, se cruza de brazos mirándome fijamente, y tal vez con algo de curiosidad.
— ¿Por qué quieres hacerlo? —cuestiona—, hasta ahora no lo habías pedido.
« Porque no puedo cometer el mismo error dos veces. »
— Ya es momento de que me aleje de ella —aseguro sin más que argumentar.
Lo veo repasarme con la mirada, intentando descubrir mi verdadero motivo. Después de unos segundos se encoge de hombros.
— Podría buscar algo, aunque dudo que haya una manera, además, está marcada, ¿recuerdas?
— Eso no importa, podré aguantar —aseguro. De momento algo hace clic en mi cabeza—. No te había contado que la he marcado.
Él ríe ante esto.
— Semyazza, los rumores en el infierno corren más rápido que en la superficie, ¿sabes? Pero por lo que veo no es un simple rumor.
— No, no lo es —suspiro cansado.
« Creo que esa fue la mayor estupidez que cometí durante todo este tiempo. »
— Tranquilo amigo, buscaré una solución, veremos como sacarte de este aprieto —dice con seguridad poniéndose de pie y yendo hasta la biblioteca.
Pov Allison
Una semana, siete día sin verlo. Ya es de noche y luego de darme una ducha me preparo la cena y me siento en el sofá como cada fin de semana.
— Maldito gato mugroso —mascullo irritada.
Suspiro cansada ante todo esto y cierro mis ojos, dejando caer mi cabeza en el respaldo del sofá.
— No sé quien mierda seas, pero o te apareces y dejas de esconderte o te vas de mi puta casa y me dejas en paz, no estoy para jueguitos —aclaro pero no hay respuesta—. De acuerdo, por las malas será.
Me dirijo hasta el baño y tomo el spray y la cadenita de la cruz de plata. Salgo y apunto con eso, cierro mis ojos, no sé como, pero he desarrollado un sentido hacia las criaturas sobrenaturales.
Apunto hacia el lugar donde creo que está, estoy a punto de rociar hacia esa dirección cuando veo aparecer a dos figuras masculinas frente a mí.
— Tranquila humana, baja eso —dice uno de ellos con los ojos abiertos como platos.
Ambos hombres frente a mí son rubios, de ojos verdes, tez perfecta y altos, ¿acaso esto es una broma?
— ¿Quiénes son ustedes? —pregunto sin bajar mi arma letal contra estos intrusos.
— Yo soy Azquiel y él es mi hermano Agniel —aclara el otro—. Somos Caídos y vinimos por órdenes de Semyazza.
Ante el nombre del gato pulgoso bajo el spray y les veo suspirar con alivio. Yo ellos y no me relajaría tanto.
— ¿Qué hacen aquí? —pregunto seria cruzada de brazos.
— Él nos mandó a protegerte y evitar que algo malo te pasara —responde Azquiel.
Bufo ante esto, ¿qué acaso esa no era su misión?
— ¿Se puede saber que está haciendo ese pulgoso?
Ambos se sorprenden ante mi tono y manera de llamarlo.
— ¿Crees que él sepa que la humana lo llama así? —Le pregunta Agniel a su hermano.
— No lo creo, estaría muerta —Le responde él sorprendido.
— ¡Díganme! —exijo con voz fuerte y ambos cobran posición de firme.
— Mierda, esta humana da miedo —masculla Azquiel mirándome de reojo.
Les vuelvo a apuntar con el rociador.
— No me obliguen a usar la violencia —advierto.
Ellos levantan las manos en son de paz.
— No sabemos —aclara Agniel —, solo nos dijo que te protegiéramos y punto.
— No les creo —dije a punto de rociarlos.
— ¡Qué no sabemos! —gritó Azquiel —. ¡Tal vez esté con alguna súcubo o que sé yo! ¡Ya baja esa cosa!
Agniel codea a su hermano mirándolo mal y yo frunzo el ceño ante la palabra desconocida.
— ¿Qué es una súcubo? —pregunto por sus reacciones.
— Es..., una demonio con forma de mujer que se encargan de tener sexo con nosotros —responde Agniel y yo bajo mi arma.
« Maldito cabrón, él disfrutando su vida en el infierno y yo tengo prohibido echarme un polvo, que se vaya a la mismísima mierda. »
— Pueden irse al infierno y decirle que no necesito protección de nadie, qué feliz follada —expreso con asco en mi voz.
— No podem... —decía Azquiel cuando lo apunté de nuevo.
— ¿Decías? —Ambos desaparecieron sin dejar rastro.
« Desgraciado. »
— Ya verá, yo también sé divertirme —mascullo yendo a mi armario mientras marco un número y pongo la llamada en altavoz.
— ¿Alis? —Al tercer timbre la voz de Sulema se hace presente.
— ¿Quieres ser rebelde por una noche? —Le pregunto divertida y chilla emocionada.
— ¡Paso por ti en una hora! —avisa y cuelga.
Hoy saldría de fiesta.
(...)
— ¡Estás hermosa! —exclama mi amiga al verme y le sonrío.
— Tú mucho más —alago.
Ella lleva una falda oscura corta junto con una blusa con su escote en V, dejando caer su cabello suelto azulado y sobre unos botines oscuros.
— Vayamos a buscar chicos guapos hermana —digo divertida.
— Let's go to the party sister! —exclama abriéndome la puerta de su porche blanco.
Yo subo en este, sin duda su auto es una verdadera belleza. Ella lo rodea y se sienta en el asiento del conductor. El motor ruge y yo coloco canciones en la radio mientras las vamos cantando a voz en cuello.
Al llegar a la discoteca Sulema estaciona y bajamos de su coche, la música en un fuerte volumen se hace presencia desde afuera. Ambas nos sonreímos.
Presiento que esta noche será divertida.
______________________
Maratón 2/4
¿Qué opinan de la desición de Samy?
¿Teorías?
¿Qué creen que traiga la noche de fiesta?
👀
ESTÁS LEYENDO
Ángel de alas oscuras
FantasiaSemyazza, líder de los ángeles caídos, ha sido involucrado en una trampa. Obligado a mantener su forma animal deambula por las calles de California luego de haberse prometido no volver a pisar aquel mundo. Una humana pelirroja le salva el pellejo...